En pocos días fallecieron dos ciclistas en accidentes de tránsito en la ciudad. Ana Lin fue atropellada por un colectivo de la línea 107 que ingresó en la ciclovía cuando doblaba en calle Santa Fe y Corrientes. A Gabriel Criado lo atropelló un auto cuando iba en bicicleta por Eva Perón y Matienzo. El debate está planteado: ¿qué hay que hacer para evitar estas muertes?

La controversia respecto de qué políticas públicas son necesarias para evitar siniestros vinculados a usuarios de bicicletas no es nuevo, pero los recientes casos fatales ponen al tema nuevamente sobre la mesa. No es un tema menor. Rosario fue declarada, por el Banco Interamericano de Desarrollo, como la ciudad con más viajes diarios de ciclistas de América latina.

La concejala Renata Ghilotti pidió al Ejecutivo crear separadores físicos entre la ciclovía y el resto de la calle como solución, pero desde la ONG Rosario en Bici relativizaron el éxito de esa alternativa y reclamaron al Estado capacitaciones obligatorias a conductores “sobre todo de transportes público, para que tengan en cuenta al peatón y al ciclista como actores del tránsito”.

En diálogo con Rosarioplus.com, Alejandro Aucar, de Rosario en Bici, coincidió en parte con el planteo de la edila, ya que “en calles donde la velocidad máxima es alta debe haber separadores físicos, como indican las guías internacionales de vialidad para ciclistas”, pero remarcó que el problema es más grande: “Los ciclistas son actores de tránsito, por lo que interactúan constantemente con las calles para doblar, cruzar” y como tales deben ser tenidos en cuenta, remarcó.

En este sentido, fustigó que “cada vez que ocurre un siniestro, los políticos ven a la política pública del ciclismo como un trampolín político", y consideró que se largan a hablar aunque "no están empapados en el tema”. En cuanto a la iniciativa de Ghilotti, estimó Aucar que “los separadores relegarían a los ciclistas del tránsito, dejándolo en vez de como vehículo, como elemento recreativo”.

El especialista en ciclismo urbano enfatizó en que “la solución para prevenir estos siniestros es que el Estado capacite desde las escuelas con educación vial, a los conductores desde que sacan el carnet, a los propios ciclistas que muchas veces no conocen las normas, y sobre todo a los choferes de servicios públicos para que aprendan a respetar a ciclistas y peatones, que son los más vulnerables del tránsito”.