Considerando que en el ámbito criminal uno de los objetivos más importantes es que sea lucrativo, podemos observar que el cibercrimen compite ya de igual a igual con el narcotráfico y la venta de armas ilegales, pero con una ventaja por sobre estos, resulta invisible al resto de los ciudadanos salvo que sean afectados directamente.
Su condición de ser transnacional, facilitada por el uso de Internet como medio para ejecutarlo, así como las ventajas de países con nula o mínima regulación judicial, hace que los criminales tengan de blanco a empresas y bancos obteniendo sumas millonarias que en muchos casos no se denuncian y pasan inadvertidas al ojo de los clientes y hasta de los gobiernos.
Si bien podemos encontrar accesos no autorizados y otros delitos cibernéticos, por cuestiones políticas, sexuales, racistas, entre otros, el objetivo en ascenso son las entidades de manejo de divisas, dado que una de las herramientas más efectivas y de bajo costo para los criminales es el "phishing" gracias a la falta de concientización y capacitación de los operadores y usuarios que caen en las trampas lanzadas para sacarles sus usuarios, contraseñas y muchas veces hasta las tarjetas de coordenadas.
A esto se le suma el turismo de cibercriminales, del tipo "mula" que viajan de diferentes países con los fines de clonar tarjetas que aún utilizan banda magnética, o a "levantar" información de las tarjetas o simplemente, ejecutar esa información de forma local para extraer el dinero en efectivo y hasta comprar bitcoins (entre otras monedas o mejor llamados activos digitales), pudiendo sacar de inmediato el valor del país.
Si a esto le sumamos los ransomware (secuestro de la información en una computadora o sistemas enteros), la ciberextorsión (cuento del tío para obtener imágenes privadas de una persona y luego extorsionarla con publicarla), los ataques a gran escala como los producidos en un famoso banco de un país vecino así como otros como el recientemente a Capital One, los ataques a billeteras electrónicas, o los ataques directos a los sistemas de clearing internacional (como los sufridos por SWIFT), y las grandes filtraciones de datos de tarjetas de crédito, información crediticia, sistemas de salud, entre otras, para ser vendidas al mercado negro digital, podemos empezar (y solo empezar) a comprender el volumen de dinero que el mercado de cibercrimen está manejando, sentados cómodos, en paraísos judiciales que no tienen el nivel adecuado de protección y persecución legal a estos delincuentes.
Entre otros temas de cómo poder dar frente de lucha a estos cibercriminales, la cooperación pública- privada se está convirtiendo en un pilar esencial de trabajo como pudo observarse durante el Segundo Taller Internacional de Lucha contra el Ciberdelito realizado en Argentina por el Ministerio de Seguridad y organizado por la Fundación Capa 8, con representantes de Francia, USA, Israel y Reino Unido, además de contar con la presencia de más de 400 asistentes y del cual participaron especialistas en la temática de más de 38 empresas del sector privado, funcionarios técnicos y de investigación de las Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Armadas y miembros del Poder Judicial y policial de seis provincias.


(*) Director de Investigaciones del Ciberdelito. Secretaría de Seguridad del Ministerio de Seguridad de la Nación.