El comediante Alfredo Casero volvió a tropezar por sus opiniones negadoras de ciertas consecuencias del terrorismo de Estado que encarnó la última dictadura cívico militar. Luego de que la semana pasada le cancelaran un show en Salta, ahora sumó otro contrato rescindido en Tucumán. Tras ello, el comediante usó el micrófono de una radio porteña para disculparse y reivindicar a Abuelas de Plaza de Mayo. 

A pedido de organizaciones defensoras de derechos humanos, el rector de la Universidad Nacional de Tucumán, Héctor García, dispuso no ceder el teatro Alberdi -que pertenece a esa casa de altos estudios y es una joya cultural tucumana- para la realización este sábado del unipersonal ¿De qué no se puede hablar?, que actúa Casero.

"Las provocadoras declaraciones de Casero, que al observar la grabación no fueron realizadas en tono de sátira, ni broma, buscaban cuestionar y poner en dudas las acciones y el trabajo de organizaciones de Derechos Humanos de nuestro país, como Abuelas de Plaza de Mayo", se argumentó en una carta firmada por diversos organismos civiles del Jardín de la República.

"Con su estilo verborrágico, Casero mezcló datos e información poniendo en duda la existencia e identidad de nietos desaparecidos por el accionar genocida de las Fuerzas Armadas, cuya identidad fue restituida principalmente a partir de la lucha que llevan adelante las Abuelas", concluye el comunicado, citando los párrafos en los que el actor hace referencia a Marcos Eduardo Ramos, el nieto recuperado N° 128, que es hijo de Rosario del Carmen Ramos, desaparecida en noviembre de 1976 en Tucumán.

Este viernes, en declaraciones a Radio Mitre, Casero dijo: “Estoy arrepentido de no haber sido lo suficientemente cauto. Estoy apesadumbrado y pido perdón. Sino estoy cayendo en lo mismo que ellos. Que cuando se muere una persona y es policía no hay un puto derecho humano que salte por esa gente.  La cosa no es con las Madres (sic), sino con la utilización política que le dieron. Es comprensible, porque he ido un poco lejos. Lo que me diga todo el mundo no me importa", transcribió el portal Perfil.com.

Casero había desgranado polémicas declaraciones en una serie de entrevistas a medios porteños. Y en particular, por América con Alejandro Fantino,  hizo una cuestionable alegoría de la coyuntura que remató con la muletilla "¡Queremos flan!", como si el pueblo argentino fuera un niño malcriado que no entiende que el hogar ha sido destruido por un incendio intencional. Eso se viralizó y hasta el presidente Mauricio Macri le hizo un guiño al posar enseguida para una foto comiendo un flan. Esa misma consigna apareció luego en la manifestación callejera que pidió por la detención de la ex presidenta Cristina Fernández.