Un día después de los veinte allanamientos en la región que dieron con el eslabón policial de la banda liderada por Esteban Lindor Alvarado, los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra resolvieron imputar a algunos miembros y ampliarles la acusación a otros en la causa por asociación ilícita. Más de seis horas estuvo escuchando la jueza Melania Carrara quien cerca de las 21 dictó un cuarto intermedio.

Entre los que llegaron al nuevo Centro de Justicia Penal estuvo el propio Alvarado detenido en febrero de este año, su ladero Jorge Benegas, que entre otras cosas se lo señala como organizador de la banda y el abogado del cabecilla, Claudio Tavella, quien no escapó de las imputaciones.  

A su vez, se acusó como miembros de la organización y por lavado de dinero a algunos jefes policiales vinculados con reparticiones especialmente dedicadas a la persecución del tráfico de estupefacientes. Estos son los detenidos el jueves en distintos domicilios de Rosario y la región, como los oficiales con jerarquía de mando: el ex jefe de Drogas Peligrosas en Rosario Gustavo Spoleti, el ex oficial de División Judiciales Luis Quevertoque, también Cristian Di Franco, comisario en Carcarañá, y Javier Makhat, del área de Inteligencia de Drogas Peligrosas.

Alvarado fue imputado en abril como jefe de una asociación ilícita que funcionó desde septiembre de 2018 hasta abril de 2019 pero esto ahora se amplió: el origen se remonta al menos al 16 de junio de 2012 hasta el 18 de octubre pasado.

La persona clave en el armado era Benegas, dueño de una empresa de transporte. Justamente pasó de sospechado de mero integrante y celador de lo que Alvarado ordenaba, a organizador de la asociación ilícita desde junio de 2012, dos meses antes de ser detenido en la causa bonaerense de robo y desguace de autos conocida como Banda de los Rosarinos. Los aceitados contactos con personal policial para lograr cobertura de la organización son en lo que se basan los fiscales Edery y Schiappa Pietra.

El abogado

Claudio Tavella es el primer penalista investigado y acusado de utilizar su título de abogado para beneficio de una organización delictiva. Hubo muchos cuestionamientos históricamente con los penalistas en distitnas causas como la de Los Monos para dar un ejemplo, pero jamás se había incluido formalmente con una imputación a un profesional.

En el banquillo, con esposas y chalecos antibalas como el resto, Tavella escuchó a los fiscales acusarlo de miembro de la asociación ilícita y por el delito de encubrimiento agravado. El título era el canal por el cual accedía a información para manipular bienes y recursos a favor de la banda.

En la acusación, los fiscales aseguraron que el abogado conocía el funcionamiento de la banda y prestó servicios de asesoramiento, funcionando como “soporte estable de la estructura criminal”.

También ofreció dinero a policías para frustrar algunos procedimientos puntuales por ejemplo cuando se quería dar con Alvarado al ser buscado por el crimen del prestamista Lucio Maldonado.