En la costa este de Corea del Sur, en un pueblo llamado Sinnam, hay una atracción que atrae a locales y extranjeros. Se trata de un parque de penes, llamado Haesindang Park. Sí, literal. La particularidad de este parque, único en el mundo, es la gran cantidad de estatuas con forma de falo, creadas por artistas coreanos inspirados en tres pilares: diversión, espiritualidad y sexualidad. 

Además de las estatuas, en el parque hay un pequeño museo con objetos de iconografía sexual propias del folklore de la zona. Incluso hay un rincón dedicado al zodíaco chino, en el que cada animal está tallado dentro de un pene gigante. Y el faro en el muelle es un gran falo rojo, claro, otra forma no iba a tener.

¿De dónde sacaron los surcoreanos la idea de un parque tan extraño? Cuenta la leyenda cuenta que un pescador dejó a su mujer en una roca y fue a pescar. Una tormenta se largó de sorpresa y el hombre no logró volver a tiempo, por lo que la mujer murió ahogada. A partir de este episodio, la pesca en la zona mermó hasta volverse insostenible el oficio. Acá viene la parte más bizarra de la historia: dicen que un día un pescador eyaculó en el mar y milagrosamente logró dar con algunos peces. La interpretación en aquella zona fue que el espíritu de la mujer, que murió virgen, se sintió agradecida con ese gesto masculino. Y, bueno, desde entonces el pueblo empezó a ofrecer rituales en tal sentido. Por eso numerosos artistas comenzaron a erigir (nunca mejor escogida la palabra) estatuas en forma de penes para saciar el gusto de aquel libidinoso fantasma.

Dos veces al año se celebra un ritual religioso en la roca en la que la mujer del pescador murió supuestamente ahogada. Es un evento folklórico, hay muchos que desconfían de que la historia sea cierta, pero lo cierto es que todos participan porque en la zona ya es un clásico.