¿Cuántos pueden decir que nunca llegaron tarde a clase? Seguramente casi nadie levante la mano ante esta pregunta en la Argentina, pero en  el Reino Unido, cuna de la puntualidad, no cumplir los horarios de entrada a clase es alto pecado. Y a partir de ahora, además, será motivo de multa.

Los legisladores británicos quieren que el respeto por la puntualidad se enseñe desde chicos y por eso aprobó un sistema de multas para los estudiantes que lleguen tarde a clase de forma reincidente.

Las sanciones ascienden hasta las 60 libras por día, más de 75 dólares, una cantidad que podría duplicarse si no se abona en tres semanas. La plata, obviamente, saldrá del bolsillo de los padres.

La medida va tan en serio que en el caso de que no se materialice el pago en un plazo de 28 días, el centro escolar podrá iniciar acciones legales contra el progenitor. Hasta ahora existía un sistema por el que los padres eran penalizados si sus hijos faltaban al colegio de forma injustificada durante el curso. Ahora, el mismo régimen de sanciones se extiende a Inglaterra y a Gales para los estudiantes que habitualmente llegan tarde.

Los gobiernos locales de todo el país tienen el poder de establecer los criterios para emitir multas para todas las escuelas en su área, incluyendo las academias y las conocidas como Free Schools, que tienen un sistema educativo mucho más liberal.

La multa se aplicará a quienes lleguen tarde más de 30 minutos y además lo hagan de forma reiterada.