Alisa escribe cuentos “enrarecidos”, como define ella misma. Crea un mundo en su cabeza, y mientras atiende una obra en construcción en sus planos arquitectónicos, viene una nueva idea sobre alguno de los personajes que viven “en una realidad que no se puede decir realismo, pero que tampoco es realismo mágico, algo así como el género de cuento raro”, definió.

Alisa escribe cuentos, pero no lo hizo toda su vida. Ella es madre de tres hijos, estudió y vive de la arquitectura. Pero desde hace relativamente pocos años, se encontró con este otro trabajo (lo define como tal), el de la escritura, cuando comenzó a pensar cuentos en plena edad adulta, a sus 34 o 35 años.

Fue recién hace cinco, en 2014 que se volcó con sus textos al taller de escritura de la generosa Alma Maritano, con quien descubrió los ribetes de la narración a través de la escucha genuina y las correcciones. Luego Alma enfermó, y legó sus talleres a Pablo Colacrai, y con él Alisa Lein logró esculpir ese nuevo oficio con la fascinación que la contagió, y que según ella “llegó tarde, porque no fue en la juventud como se puede pensar”.

Este viernes Lein viajará a la casa de Victoria Ocampo donde será la primera rosarina recibir un premio del Fondo Nacional de las Artes para publicar su libro de cuentos “Abajo es carne cruda”. Y el milagro es doble, relató a Rosarioplus.com, ya que su compañero del taller de Colacrai Federico Rathge, (de quien calificó “escribe increíble”) obtuvo una mención por el mismo premio.

El libro ganador de Alisa Lein justamente es una compilación de cuentos que ella produjo en el marco del taller, por lo que destacó que “este premio es compartido con los compañeros y con el profesor Pablo Colacrai, ya que en nuestro modo de trabajo todos aportamos para mejorar los textos, y yo tomé sus sugerencias para reversionar cada cuento”.

Algunos de sus compañeros de hecho son escritores ya con libros publicados y premios ganados, por lo que para la incipiente y ahora consagradísima escritora, “su opinión fue fundamental”.

Esta forma de escritura, que no es igual en todos los talleres literarios de la ciudad, enseñó a Alisa que “escuchar, leer y corregir a otros ayuda a la escritura de uno, porque después te encontrás haciendo los mismos giros que el otro”. Alumnos de Colacrai que asisten en otros grupos expresaron a este medio su entusiasmo por el logro aún sin conocerla, y destacaron que se trató de "una proeza, le pasó algo único, y ahora puede hacer carrera".

Alisa no esperaba que su obra resultara ganadora, y reconoció ser consciente de que este reconocimiento no sucede tan fácilmente para las nuevas plumas y del interior. Recordó: “Mi apuesta no era a ganar, era encontrar una unidad en todo el material para crear un libro, lo hice, lo llevé todo unido al taller, y lo mandé para ponerme a prueba. Después de enviarlo, seguí mi vida sin mucha expectativa”.

El título se relaciona con dos de los cuentos que componen “Abajo es carne cruda”, y los dos tienen la misma naturalidad, “buscan la crudeza en lo que les pasa a los protagonistas”, adelantó. Ahora resta que Alisa, con la beca del Fondo Nacional de las Artes, toque puertas por las editoriales hasta elegir la más propicia para que su “hijo” de cuentos salga a la luz.

“Lo que me permite esta beca, además de la inversión económica es el aval para que las editoriales de Buenos Aires me den una distribución nacional, aunque no descarto recorrer algunas rosarinas, ya que acá hay muy buenas editoriales también”.

Sobre su escritura, Alisa adelantó: “Con cada cuento entrás en un viaje, pensás bien los personajes, y en este libro todos los cuentos tienen dos protagonistas a los que le ocurren cosas extrañas, lo que no significa que se trate de parejas. Transito ese mundo hasta que decido compartirlo, lo voy soltando un poco y lo corrijo”.

Ahondó sobre la escritura: "La incorporé a mi vida,porque más allá de sentarme horas a escribir, pero fuera de eso, una corrección a una oración puede surgir mientras estoy manejando o cocinando, o un obrero de la construcción me dice una frase. A la escritura la llevo a todos lados".

Su primer premio vino tras su segundo libro

Para Alisa no se trata del primer libro que va a publicar, ya que ella formó parte del grupo de autores de la colección “Cuenta ciencia” que publicó la UNR en convenio con el Hospital Vilela, con cuentos infantiles para explicar temas científicos.

El primer libro de Alisa se llama "Alfajores y chinchulines", y fue presentado en sociedad el pasado miércoles en el mismo Vilela, por lo que sumado al premio recibido el viernes, se trató de “la” semana del año para la autora. 

Si bien ella reconoce que siempre escribió cuentos para adultos, recordó que fue “una hermosa experiencia escribir para chicos”, a la vez que recordó: “Cuando me convocó Soledad Casasola a escribir, al terminarlo les leí el cuento a cada uno de mis tres hijos y tomé mucho de sus devoluciones, por lo que puedo afirmar que fueron los primeros editores de mis libros”.