El pronóstico del Servicio Meteorológico y el de los tres no oficiales decían “lluvia todo el sábado”, tormenta eléctrica, bajas temperaturas, y todos los artistas venidos desde Santa Fe –, León Gieco (con un gran homenaje a la Negra Sosa), Soledad Pastorutti, Cuarteto Karé y La Trova rosarina- preveían inaugurar el 59 Festival Nacional de Folclore de Cosquín bajo el agua con las complicaciones, riesgos, fastidios y resfríos que conllevaría. “Lluvia, lluvia, lluvia, tiraba el celular”, dijo La Sole en medio de su alegre show con alivio.

En la ciudad de Cosquín, donde 356 días del año residen unas 20 mil personas -que durante las nueve lunas del festival se vuelven unas 35 mil-, comenzó a llover con toda la furia el viernes por la noche tras el concierto de rayos del cielo entre las sierras de Punilla. Pero el sábado, esa jornada que convocaba a todo el país a la primera luna del Festival, sólo las goteras en las peñas y comedores y el olor a tierra mojada quedaron de rastro de las lluvias.

Eran las cuatro de la tarde cuando toda la delegación de Santa Fe se convocó en la prueba de sonido en el escenario de la plaza Próspero Molina bajo el fuego del sol, y la ministra de Innovación y Cultura Chiqui González monitoreaba desde un vehículo en camino. Mientras músicos afinaban cuerdas y técnicos sus equipos, la hija menor de Juan Carlos Baglietto jugaba a la sombra de su hermano Julián que ensayaba en su batería.

Ahí estaban ellos en su viaje en el tiempo a unos 37 años para atrás, ensayando en total sintonía Adrián Abonizio con su look playero con gorro de piluso, Baglietto poniendo música en los auriculares de su hija, Silvina Garré tomando agua con un pañuelo estilo Burberry para sortear el calor, Fandermole apacible con una remera en la cabeza de cofia, el cumpleañero Ruben Goldín sin problemas con el clima, y el 'pelazo' del que “se subió al tren andando” Fabián Gallardo, inmutable.

Ni el sol que bañaba el escenario con todos adentro ni la amoladora que cortaba caños detrás lograron evitar que La Trova ensayara algunos acordes de “Yo vengo a ofrecer mi corazón” al ritmo de la guitarra de Fander, quien después fue consultado por Rosarioplus.com sobre qué trovador de aquellos años de comienzos de los 80 con el regreso a la democracia faltaba en aquel escenario, en busca quizás de algunos que hubieran quedado en el anonimato por haber seguido otros caminos laborales: “Nosotros somos un recorte de aquella Trova rosarina junto a Lalo de Los Santos, y hay que ser justos también con los que no se mencionan. Si tengo que ser sincero, el mejor compositor de nosotros es Fito Páez”.

La idea de una delegación santafesina representada por La Trova fue lanzada hace unos cinco años por el periodista Marcelo Nocetti, el artífice de la idea de la presencia santafesina e ideólogo de cada propuesta artística año a año. Cuando le propuso a Juan Carlos Baglietto, él respondió: “Sólo lo hacemos si estamos todos”. Y la propuesta cayó por peso propio cuando Páez, por razones que Nocetti desconocía, no aceptó sumarse. “Fito hace otro tipo de shows. Es internacional”, esbozó una posible explicación.

Esta vez la propuesta fue sin Fito. Y esta vez sí, un entusiasta Baglietto accedió a la propuesta del reencuentro nostálgico de los trovadores que cantaron el regreso a la democracia en juntadas y bares de amigos. Y durante meses pensó las canciones junto a sus compinches de guitarreadas pos adolescentes que luego siguieron haciendo cada cual su camino artístico.

La conferencia de prensa estaba abarrotada de periodistas de todo el país. Los mas jóvenes querían ver de qué se trata antes del show, y los de arriba de 50 ver en persona a aquellos trovadores que dieron letras a tantos otros. El intendente de Cosquín Gabriel Musso les hizo saber a los músicos que “es un honor tenerlos porque los escuchaba de joven y me sé todas las letras, pero no me voy a poner a cantar acá”.

Baglietto recordó que en aquellos tiempos de dictadura y posteriores “no era sencillo juntarse, pero era una necesidad imperiosa, una íntima necesidad de sobrevivir con las complicaciones de la realidad”. Destacó el honor de haber sido los elegidos para representar a la provincia y precisó: “Hasta ahora nos juntamos a tocar de a dos o tres pero salteadito”. Y entonces lanzó: “Es una experiencia hermosa reencontrarnos, nos contamos las cosas como antes y estamos juntos, pero podría no salir bien. A veces con la primera novia es mejor no reencontrarse”. Entonces con humor la blonda Garré lo miró con ojos indignados (dada su conocida historia de noviecitos de juventud), y el auditorio rió al unísono.

Garré fue consultada por su cara emotiva poco después, y reconoció su estado más íntimo del momento: “Vienen muchas imágenes de mi vida. Una vez vi a Juan cantar Era en abril en el Café de la Flor, quedé maravillada y le pedi cantarla juntos, y así siguió siendo. Estoy emocionada además por el reconocimiento, es un mimo al alma”.

Un periodista de Córdoba lanzó el interrogante de por qué de Rosario surgen tan buenos músicos, y le tocó al bromista Abonizio esbozar una respuesta:

-Mi respuesta es simple. No lo sé.

 La ministra de Cultura de la provincia, emocionada por ser ésta la última delegación que promoverá de cara al final de su mandato, bromeó con mística:

-No vamos a dar la receta.

Y quien le dio sustancia real fue Fabián Gallardo:

-Yo tengo una respuesta posible. Nebbia nos abrió una puerta que Juan (por Baglietto) nos acercó a esa puerta inmensa, y la idea es que hay que dejar esa puerta abierta que sigue funcionando, y vienen muchos atrás que lo están haciendo muy bien.

Abonizio entonces concluyó que las casualidades de quiénes éran y la ciudad que los juntó “existen, pero también existen las convergencias espirituales. Elegimos el camino músical como pudo ser el de la guerra en ese entonces. No sé si el arte cura, pero por lo menos es una curita a esa violencia”.

Fandermole  aportó: “Cuando pensamos un repertorio tomamos ideas poéticas y la visión del mundo de cada uno. La poesía es una forma para nosotros de que la gente esté más lúcida en estos tiempos". Y el cumpleañero Goldín recordó que La Trova tiene influencias de boleros, tangos, rock y folclore, y se sinceró sobre el final con la prensa: “Estamos un poquito cag.. las patas”.

Una primera luna brillante y de libertad

La primera luna, la de danzas y cantoras comenzó con la bendición al Festival, el Himno Nacional y el Himno a Cosquín, con un despliegue de decenas de bailarines y fuegos artificiales. “Traigo un pueblo en mi voz” fue el show inaugural, un homenaje a la Negra Sosa, la cantora de Latinoamérica, que bajo la dirección de Popi Spatocco subió las emociones del público con “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. La Negra es el símbolo de la búsqueda de libertad de expresión y de pensamiento de los jóvenes durante la dictadura y después, y La Trova fue cortada por el mismo cuchillo.

Abrió un repertorio de 12 canciones de la mano de 12 grandes cantores argentinos: Julia Zenko, León Gieco, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Liliana Herrero, Peteco Carabajal, Bruno Arias, La Bruja Salguero, Nahuel Pennisi, Nadia Lercher, José Luis Aguirre, Mónica Abraham.

Las familias ya aclimatadas revolearon camperas y pañuelos con la zamba “Al jardín de la república”, y cantaron en coro al ritmo de “Sólo le pido a dios”. El cierre fue con “Sube, sube, bandera del amor” donde cantaron todos juntos y según aseguraron técnicos de sonido de la delegación de Santa Fe, a Peteco le brotaron las lágrimas.

Tras el repertorio salieron a escena un emocionado Fabián Matus, hijo de la Negra, y su nieta Araceli, y los músicos giraron para aplaudir a una imagen de la Negra en la pantalla de fondo. Tras el show Parodi le puso palabras a las vibraciones del ambiente, porque aseguró haber sentido que “esta noche la Negra sin dudas estuvo en este escenario”, el mismo que la vio consagrarse como voz del pueblo en 1965, promovida por Jorge Cafrune.

En la conferencia de prensa el amigo de la Negra, Heredia, fue certero con asegurar que ella “ha sembrado su amor por la diversidad, reunió a infinidad de autores y compositores que tenían búsquedas diferentes”, al cual Teresa Parodi agregó: “Mercedes fue un gran cauce su canto, y todos bebían de él. Hoy sentí que fue un momento histórico, que estábamos todos en el canto madre, el canto tierra. Fue una experiencia para nosotros extraordinaria”.

La noche siguió con el tono de libertad y diversidad de los pueblos, y a éste se sumó la fuerte y variada participación de santafesinos, ya que el cuarteto Karé, un coro de rosarinos que había ganado la mención 2018, y que hizo levantar a muchos de sus butacas con cantos y aplausos en “Todas las voces” y en una compilación de zambas.

La Trova en el escenario era un organismo vivo que vibraba con sus seis tonos divergentes y complementarios. En su quinto tema, el esperado “El témpano”, el público conectó con el organismo, cantando de pie con ovaciones, y elevando los carteles de manifestación de cariño hacia ellos, y de sus ciudades. Esa conexión del público fue el cierre de un círculo exitoso, de que la propuesta artística, con sus altos riesgos en un escenario de origen folclórico, fue abrazada por el último eslabón.

El cierre de la presentación vino con un Juanca arengando al público con "¿Qué más hacer en esta tierra incendiada sino cantar?", y el entusiasmo reclamó el bis, que vino de la mano de "La tristecita" de Ariel Ramírez.

La Sole dio la última inyección de alegría a los asistentes para coronar el cierre de la primera luna. Con su habitual carisma y humor en el escenario, con un variado repertorio que se jugó desde “Malena canta el tango” hasta su ultimo corte difusión de hace solo dos semanas, “La gringa” de una propuesta estilo popero, pasando por algunos de sus hits como “Tren del cielo”, “Aquel Bahiano” y el esperado “Adonata” que despegó de sus asientos hasta a la abuela con el bastón.