La impuntualidad es algo que, para los que llegan siempre en hora a las citas, genera bastante molestia. ¿Quién no tiene un amigo o conocido a quien siempre hay que esperar? Pero desde hace un tiempo, este hecho no es una excusa para retar. Es que hace unos meses se diagnosticó por primera vez este hecho como una dolencia médica.

Fue a Jim Dunbar, quien por llegar tarde tuvo numerosos problemas en su vida: perdió empleos, hizo enfadar a novias y amigos y sus familiares ya no podían soportar más sus faltas de puntualidad.

Pero desde hace apenas un año este escocés de 57 años tiene la excusa perfecta. Es que el médico le diagnosticó impuntualidad crónica, un trastorno que le impide llegar en hora a sus citas. Al parecer, la razón es que su cerebro es incapaz de estimar correctamente cuánto tiempo transcurrió desde que comenzó una actividad, por tanto, aunque quiera llegar a una hora a un sitio, no lo logrará, porque su cerebro no sabe calcular el tiempo de manera precisa.

La enfermedad afecta a la misma parte del cerebro que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Una vieja tía del campo prescribiría un rotundo puntapiés en el traste como remedio para poner en caja al demorón, pero aquí no viene al caso. Se trata de “Ciencia” pura y dura.