Todos conocimos a Daniel Radcliffe en el 2001 cuando interpretó a Harry Potter siendo tan sólo un niño. Pero parece que la fama y el éxito se lo llevaron puesto, y luego de diez años y ocho películas, parece que el papel del mago le trajo más amarguras que alegrías.

Este lunes en la radio de la BBC, reflexionó sobre los peligros de llegar a la fama siendo apenas un niño, cosa que no es novedad porque varios actores que empezaron su carrera desde muy joven ya contaron los problemas que esto trae aparejado. Pero bueno, parece que a nadie le importa.

Uno de los dramas que remarcó Daniel, fue su serio problema con el alcohol que se agudizó en el rodaje de las últimas tres películas de la saga y que cada vez se hacía mas público: "No era simplemente un muchacho bebiendo, era Harry Potter pasándose de alcohol en un bar", contó el intérprete.

Entre los motivos que lo impulsaban a esta adicción aseguró que el papel de Harry Potter no le daba perspectiva a futuro a su vida y no lo hacia sentir cómodo como persona ya que debía interpretarlo estando sobrio.  Sin embaro, también aprovechó la entrevista radial para agradecer a sus padres y sus compañeros por ayudarlo a superar una adicción que hoy es cosa del pasado.