Luego de tres años de no pisar tierra rosarina, El Salmón volvió una primaveral noche a la ciudad, y por vez primera en el Anfiteatro Humberto de Nito, para deleitar a la pibada con su disco reciente ganador de dos Grammys, y ya demostró que la suerte se la carga con creces.

Las puertas del Anfiteatro Municipal se abrieron a las 19.30, y mientras rebalsaba el espacio de espectadores de todas las edades que buscaban su lugar, inauguraron la velada los de Ilustrasónico con temas de The Beatles mientras un artista esbozaba sobre un lienzo los trazos negros que demarcaban al gran maestro de la suerte, Osvaldo Pugliese.

La imagen de Andrelo con el fondo rojo sangre apareció en las pantallas led, y la mística que eligió para su disco “Cargar la suerte” con una virgen y el Gauchito Gil y los fanáticos elevaron el pulso de expectativa. Puntual a las 22 comenzaron los primeros acordes de un melancólico “Nuestro Vietnam” que luego subió al ritmo de la eléctrica con “Alta Suciedad”.

El corte principal del disco con sus “Verdades afiladas” fue acompañado con el público entusiasmado de recibir el nuevo temaso. Andrelo se levantó del piano eléctrico y se sacó el saco negro, hizo un gesto y de pronto se transformó en torero, para pasar a “Clonazepán y circo”.

Inquieto fue hacia las bambalinas y pidió el mate. Se cebó uno, y recordó que “hoy es su día nacional”, para luego acomodarse (más adelante volvería a tomar algunos mates durante el show), y comenzaron los dulces acordes de su homenaje al crack con “Diego Armando Canciones”: a la mañana temprano, me acompaña el mate amargo. Si no hay mate, yo no arranco la jornada evolutiva. Para qué pisar ortigas, si puedo llegar volando”.

Al momento de hablar, Andrelo anunció: “Rosario big city tiene sus caseríos, yo le hago un homenaje a los barrios marginales de mi Buenos Aires. Yo soy de San Fernando, y guardo ahí el recuerdo de algunos amigos. Ustedes piensen en los suyos, vi en el costado de la Ruta 9 y de la Circunvalación las casas de material”, fue su introducción a la sentida “My mafia”, donde se auto-declama amigo de los bandidos. El sumun de la emotividad.

“Cuando ladra la moral/en modal inquisición/me corresponde cantar/a la libertad/my mafia viene a mi casa/y se sienta en esta mesa/es una declaración del corazón y la cabeza”, rezaba previo a recordar los nombres de sus amigos del barrio.

Aunque se exprimió de algunos de los grandes nuevos temas como “Tránsito lento” o “Cuarteles de Invierno” y “Falso LV”, el Cantante no dejó de hacer magia retro con recuerdos como “Algún lugar encontraré”, “Sin documentos”, “Milonga del marinero y el capitán” o “A los ojos”.

Entusiasmaron temones como “Los aviones”, “All you need is pop”, pero los que levantaron la temperatura fueron los infaltables “Loco”, "Cuando no estás", "Los chicos", “El Salmón”, “Rehenes”, "Estadio Azteca", "Tuyo siempre" y “Me arde”.

El cierre de un show que tuvo todos los condimentos fue dedicado a la balada, con un público en sintonía y un anfiteatro oscuro que iluminaba con los celulares, vinieron las reclamadas “Paloma” y “Flaca”.