El mejor jugador de tenis adaptado del mundo, Gustavo Fernández, estuvo de visita en Rosario invitado por el Jockey Club para realizar una clínica en cancha y brindar una charla para celebrar los 100 años del deporte blanco en la institución.

Su visita a Rosario generó enorme interés, no sólo por lo que representa en el circuito mayor de tenis, sino que también por su gran historia de vida.

Dispuesto y a gusto atendió a cada uno de los cronistas con una enorme simpatía. Contó anécdotas y se sacó fotos con todos. Almorzó y se fue derecho con su entrenador Fernando San Martín hacia la cancha I, donde lo aguardaba un nutrido grupo de personas, entre ellos decenas de chicos de la “escuelita”.

Allí, sobre el polvo de ladrillo comenzó a pelotear, para demostrar sus destrezas con jugadores de alto rendimiento. Con la misma potencia e intensidad y de igual a igual, prácticamente no necesito de los dos piques que el reglamento de tenis adaptado le permite utilizar. Luego jugó varios games con uno de los juniors más destacados del país, Matías Juri, ante un público entusiasmado que no dejaba de aplaudir.

Coronó la jornada con una brillante charla que brindó en uno de los salones del Jockey, donde ya no cabía ni un alfiler para poder escucharlo. “Vengo de una familia de deportistas, mi padre fue profesional de básquet y mi hermano siguió su camino. Yo mamé todo eso desde muy chico, de hecho hasta antes de mi discapacidad era muy activo”, comenzó diciendo Fernández y agregó: “Así que siempre fui muy afín a las prácticas de deportes, pese a que muchos tengan el preconcepto que discapacidad y deporte no son compatibles”.

Gustavo quedó parapléjico cuando era muy chico a raíz de un infarto medular, pero nunca consideró que éste fuese un inconveniente para poder lograr su cometido de convertirse en un deportista de elite.

Su primera incursión fue en el básquet, pero cuando descubrió el tenis y comenzó a practicarlo, se dio cuenta que tenía “algunas cualidades” con las que podía llegar a ser profesional. Un sueño que comenzó a concretar cuando conoció a su actual entrenador. “Con este loco –por San Martín-  nos conocimos hace 10 años en la Asociación de Argentina de Tenis Adaptado y así empezó todo”.

Después de hacer un recorrido por su vida e instar a que los objetivos que cada uno se proponga son posibles, más allá de cualquier impedimento, respondió todas las preguntas del público presente y se siguió sacando decenas de fotos.