Los vecinos del barrio Cristalería están preocupados. Al igual que lo que sucede en el Barrio Toba, la calidad del agua potable de red es cuestionada y temen por problemas de salud que podrían estar relacionados al consumo del vital fluido. Desde la vecinal Francisco Lei de la barriada de zona norte, sospechan de la presencia de arsénico en el agua de red, y describen que sufren innumerables daños a la salud a causa de la ingesta del nocivo metal.

Enterado del reclamo, el concejal Jorge Boasso se acercó al barrio junto a un equipo de técnicos del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), quienes recolectaron cientos de reclamos y también tomaron muestras del agua para ser analizada y cotejadas junto a los otros resultados.

"Los vecinos ya expusieron informes que demuestran el alto nivel de contaminación del agua que llega a sus casas.  Los resultados del estudio muestran una concentración de arsénico en el agua de 0.320 mg/l,  cuando según la Organización Mundial de la Salud y el Código Alimentario Argentino, el nivel de arsénico en el agua de consumo debería ser de 0,01 miligramos por litro. Esto es grave, afecta la salud y las autoridades deben generar acciones de inmediato”, aseveró el edil radical. En ese sentido, el concejal pide que, a través de la repartición que corresponda, se realicen las gestiones ante las autoridades de Aguas Santafesinas S.A.  (Assa) a los fines de solucionar “de manera urgente” esta problemática.

Según señalaron los vecinos a Boasso, la escuela del barrio llena sus tanques con la ayuda de un camión hidrante de Assa, el que provee habitualmente de agua potable. "Incluso mientras estábamos en la vecinal un camión de ASSA llegó para llenar los tanques de la escuela, lo que demuestra que reconocen el problema del barrio", argumentó el ex candidato a vicegobernador.

Según describió Boasso, muchos de los afectados en el barrio padecen “lesiones en piel, sequedad, picazón, ampollas, perdida del cabello, decoloración del mismo y desgaste en las uñas”. El edil advirtió que algunos vecinos ya optaron por comprar bidones de agua, “lo que atenta contra la economía familiar”. “Sin embargo, Assa les sigue cobrando por este pésimo servicio, que afecta la calidad de vida”, alertó Boasso.