El supermercado es todo un termómetro en momentos de recesión y ésta ya modificó los hábitos de consumo. Los sectores populares son los que más sufren el deterioro del poder adquisitivo pero los sectores medios también han cambiado los hábitos a la hora de llenar los changuitos.

Según datos de la Cámara de Supermercadistas de Rosario y la Región (Casar) en los últimos meses hubo cambios de costumbre en la compra: ahora las familias se vuelcan a la compra diaria y además mermaron las compras grandes. No es habitual ver changuitos llenos con mercadería para todo el mes sino compras de pocos productos.

El vocero de la cámara, Juan Manuel López Raidó, sostuvo que claramente hay una merma en la compra. “Cualquier asalariado tiene el bolsillo más reducido para la compra de alimentos y de su vida diaria. En la compra de alimentos hay una reducción notable no sólo en cantidad sino en el cambio de hábito. Ahora se va a la compra de fideos y harinas sobre otros productos, y además se vuelca a segundas o terceras marcas”, dijo en Sí 98.9.

Según una encuesta realizada el mes pasado en el Área Metropolitana de Buenos Aires por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y el Instituto Proyección Ciudadana, el 34% disminuyó el consumo de lácteos, el 54% el de carnes, 63% de frutas y verduras, 44% de gaseosas, jugos y soda, 69% de salidas y esparcimiento, 39% de combustible y 23% de medicamentos.

El relevamiento determinó que los encuestados de niveles socioeconómicos bajos redujeron el consumo en productos de primera necesidad. Los sectores medios y altos, en cambio, lo hicieron en salidas recreativas y combustibles.

Carne

La carne aparece como uno de los productos que más se recortó dentro de la canasta familiar. El 54% de los encuestados disminuyó su consumo, el 40% lo mantuvo igual y sólo el 5% incrementó su consumo.

Al analizarlo por nivel socioeconómico se observa que el 35% de la clase alta redujo su consumo mientras que en la clase baja ese porcentaje trepa al 59%.

Según el Indec, los precios de los principales cortes de carne treparon durante el último año entre 34 y 45% sobre valores que ya eran relativamente altos respecto de otros alimentos --que si bien registraron un mayor aumento son más baratos en términos absolutos--.

Por ejemplo, el kilo de asado trepó en los últimos doce meses de 124,08 a 166,96 pesos (34,6%), la carne picada de 73,28 a 102,45 pesos (39,8%), la paleta de 119,34 a 172,42 pesos (44,5%) y la nalga de 153,17 a 211,85 pesos (38,3%).