El festival "Voy por la Paz" finalizó este sábado por la tarde con cinco ganadores del premio Nobel cantando "Sólo le pido a Dios", junto a León Gieco y otros artistas populares, durante un acto multitudinario frente al Monumento Nacional a la Bandera de Rosario.

El cierre de tres jornadas de actividades fue el recital al aire libre, del que además participaron Patricia Sosa, Jairo, Peteco Carabajal, Raúl Porchetto, Lito Vitale, Juan Carlos Baglietto e Hilda Lizarazu, que fueron alternando el escenario con los cinco premios Nobel de la Paz, que en distintos tramos dirigieron su palabra ante las miles de personas congregadas por la paz al pie del Monumento.

El comienzo estuvo a cargo de Shirin Ebadi, primera mujer musulmana en recibir el galardón, en 2003, quien dijo: "Estamos reunidos hoy para caminar juntos hacia la paz, ésta es una elección que depende de nosotros. Para esto debemos liberarnos de la pobreza y luchar contra cualquier tipo de corrupción, que es justamente la que empobrece a los pueblos y genera la falta de justicia social es la que crea las guerras en las sociedades en las que vivimos", sostuvo. 

Luego fue el turno del creador del sindicato "Solidaridad", el ex presidente polaco Lech Walesa, quien llamó desde el inmenso escenario a "unificar el continente (americano) y que juntos piensen cómo aprovechar a cada persona para mejorar su existencia y la de los demás".

"No desperdiciemos la oportunidad que tiene esta generación. Así como hemos superado adversidades en el pasado, ahora vamos juntos a solucionar los problemas de hoy", señaló el Nobel 1983.

A su turno, la líder indígena ganadora del premio en 1992, Rigoberta Menchú, saludó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y las reconoció como "un aporte a la historia de la justicia, la equidad y de las luchas de conciencia". Las consideró "un ejemplo para aquellas madres que hoy lloran porque sus hijos viven la esclavitud contemporánea".

Por su parte, el ex presidente de Costa Rica y ganador del prestigioso premio en 1987, Oscar Arias Sánchez, explicó que "la paz no es un altar inamovible fijado en el centro de las plazas. Es una convicción y sobre todo una forma de actuar no garantizada por siempre, sino que debemos labrarla en cada uno de nuestros días y con cada decisión".

"Hoy nos corresponde retomar las luchas basadas en las ideas, nos toca izar de nuevo la bandera que ilumine la senda de la paz como objeto superior de las civilización humana", señaló.

Por último, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz en 1980, dijo que "tenemos que hacer caminar la palabra para construir la paz, no sólo en nuestro país sino en todo el mundo porque no podemos ser indiferentes al dolor de los pueblos".

En esa línea, enfatizó: "La paz no tiene fronteras y no es la ausencia de conflictos. La paz se construye con la participación de los pueblos cuando son protagonistas y productores de su historia, y hoy estamos construyendo la historia aquí mismo".

Y finalizó: "Muchos de nosotros somos sobrevivientes del horror, pero no hemos perdido la capacidad de sonreírle a la vida y continuar la lucha por un mundo mejor". Y completó: "No podemos bajar los brazos porque el día que dejemos de sonreírle a la vida estaremos vencidos y eso no podemos permitirlo jamás".

En una tarde fría pero a pleno sol, el cierre reunió a todos los músicos invitados, que cantaron "Inconsciente colectivo" y "Solo le pido a Dios" junto a los cinco galardonados del Nobel de la Paz.
Las jornadas fueron organizadas por la Fundación para la Democracia Internacional, que preside el empresario social rosarino Guillermo Whpei.