La intendenta Mónica Fein fue la que encontró una salida a la polémica por la prohibición del glifosato que el Concejo aprobó en noviembre y que dos semanas después intentó dar marcha atrás, en lo que significó un paso de comedia. En lugar de vetar la norma -y ganarse así un costo político extra-, decidió enviar al Palacio Vasallo un mensaje que ratifica la ordenanza 8.871, del año 2011, y de la ley provincial 11.273. Además, como intención de darle una solución de fondo, propone la creación del programa Cinturón Verde para trabajar la tierra de manera ecológica sin la necesidad de agroquímicos en las 800 hectáreas que componen el área periurbana de la ciudad.

Con esta ratificación de la ordenanza de 2011 y de la ley provincial, la intendenta interpreta que la ciudad está cubierta y protegida de la aplicación del glifosato y otros agroquímicos. “Es una muy buena ordenanza, lo mismo que la ley provincial, y lo votado no hace referencia a ninguna de las dos”, afirmó la intendenta.

Este mensaje que enviará también habla de la posibilidad de no vetar la ordenanza que prohibía taxativamente el uso de fitosanitario más famoso. “No lo voy a vetar. Voy a mandar un mensaje. El veto se tiene que tratar por el Concejo. Si quiere el Concejo lo puede tratar ahora, sino el año entrante”, agregó.

La jefa municipal consideró que la ordenanza impulsada por Osvaldo Miatello y aprobada por unanimidad “no tiene en cuenta la nº 8871”y tiene “muchos errores técnicos y prácticos”. “Plantea sanciones inmediatas a producciones con glifosato y eso ignora la complejidad del asunto (…) No quiero que el huertero se vaya porque no es rentable y el periurbano se termine transformando en urbano", advirtió.

En el mensaje también propone la creación del programa Cinturón Verde en el que la municipalidad ya trabaja con algunos productores y con el que pretende reconvertir en tres años a todos los productores de la periferia urbana municipal para que cultiven de manera ecológica, sin la necesidad de aplicar agroquímicos. La lógica  de la intendenta es la siguiente: si se pudo en 35 hectáreas de 15 productores que le venden su cosecha al Mercado del Patio, por qué no hacerlo en el resto del periurbano rosarino que tiene 800 hectáreas y donde se cuentan 1400 parcelas.

(Fotos: Consulado Bolivia en Rosario)