Ya pasaron dos semanas desde que el grupo de 12 chicos y su entrenador de fútbol quedaron atrapados en una cueva en el norte de Tailandia. Debido a las fuertes lluvias y la posterior inundación, quedaron atrapados en su interior sin poder volver hacia el ingreso. Las autoridades tailandesas aseguraron que ven "condiciones favorables" para proceder al rescate.

El receso en el nivel de las inundaciones en la caverna y la recuperación de fuerzas por parte de los niños, después de resistir sin comer durante varios días, son factores que evalúan los equipos de salvamento que llevan la misión.

Por estas horas, las autoridades barajan dos opciones para la salida del grupo: bucear a través de los pasadizos inundados o encontrar una fisura en la montaña que sirva como puerta de salida alternativa.

Hasta la fecha los rescatistas junto a perros de búsqueda han inspeccionado un centenar de chimeneas y cavidades sin, de momento, topar con una que acceda a las proximidades de la gruta donde se encuentran prisioneros los escolares y su tutor.

Para colmo, una mala noticia conmovió hacia el seno de la operación y puso más dudas sobre la posibilidad de que los niños buceen ante semejante adversidades. Es que un rescatista, ex miembro de la Marina, murió al quedarse sin oxígeno mientras buceaba de regreso a la base. 

El grupo -compuesto por doce niños de entre 11 y 16 años y un adulto de 26- fue encontrado la noche del lunes en una isla de terreno seco a 4 kilómetros dentro de la caverna y tras nueve días de intensa búsqueda en la que participaron más de 1.300 personas.

La cueva se llama Tham Luang al límite con Myanmar. Tiene túneles de unos 10 kilómetros de longitud hacia el interior de la montaña. El equipo de rescate dispuso su base a 700 metros de la entrada a la cueva y los jóvenes están refugiados 1500 metros más adelante sobre una base elevada. Casi todo el camino está inundado.