Los vecinos de la cuadra de Alem al 2900, donde funcionaba el laboratorio Apolo, no pueden esperar más: a casi dos años de la explosión en el lugar, el  lugar es tierra de nadie. Sucede que el terreno donde ocurrió el hecho está completamente abandonado y con fácil acceso a las viviendas de los vecinos. Ratas y otras criaturas son parte del ecosistema habitual entre la chatarra.

El reclamo de limpiar y cerrar el lugar fue realizado hace un año por los vecinos, lo cual fue cumplido sólo con un vallado mal colocado por donde en estos dísa ingresan indigentes a dormir. Una ordenanza con el pedido al municipio de intimar al dueño del terreno a limpiar, o en su defecto a que se hiciera cargo de la limpieza, fue aprobada la semana pasada en el Concejo.

“La idea es que alguien debe resolver el problema de higiene urbana, y si la Municipalidad no encuentra al propietario, vaya a la Justicia para que habilite el ingreso y pueda resolverlo, porque no se puede postergar más el reclamo de los vecinos”, explicó la concejala de Iniciativa Popular Fernanda Gigliani en diálogo con Rosarioplus.com.

Los vecinos acumulan causas para la bronca, ya que primero padecieron la explosión -algunos con pérdidas materiales y uno resultó herido con quemaduras graves--, pero luego el predio se mantuvo en las mismas condiciones en que quedó tras el recordado hecho, lo que generó el problema sanitario. Gigliani agregó que “desde el Ejecutivo no les respondieron sobre las causas por las que explotó la caldera, así como tampoco respondió al pedido de informes que diera cuenta de cómo operaba en una zona residencial, prohibido por ordenanza”.