El padre del joven de 20 años que es buscado como sospechoso de haber asesinado este domingo a tres personas en Santa Fe le pidió que se entregue, dijo que su familia está amenazada por allegados a las víctimas y vinculó el triple crimen con el tráfico de drogas.

Jorge Alberto Díaz le pidió a su hijo Mauro que se entregue, ya que desde que ocurrió la masacre, el domingo por la tarde, la familia cuenta con custodia policial tras haber sido amenazada.

El hombre, que trabaja como panadero, señaló en diálogo con dos radios de Santa Fe que al menos una de las víctimas está vinculada al tráfico de drogas, y dijo desconocer si su hijo estaba en la misma situación.

"Yo no sé si él vendía drogas, pero Amarilla sí andaba vendiendo drogas, ellos sí andaban vendiendo. Mi hijo se había empezado a juntar con ellos. Yo quiero que se entregue porque está mal lo que hizo. Yo soy padre y si a mi hijo le pasa algo, salgo a pedir justicia por él", dijo Díaz a radio Aire de Santa Fe.

Díaz corrigió las primeras informaciones, que daban cuenta de una reunión familiar que terminó en tragedia, ya que según su versión esas personas llegaron a su casa en la tarde de ayer, mientras él se encontraba trabajando en una panadería.

"Mi esposa se fue al parque con mi hija y mis nietas, y en ese momento mi hijo llegó con estas seis personas. Se ve que discutieron y todo terminó así", aclaró.

El hombre dijo que su familia recibió amenazas de muerte y confió que no sabe el paradero de su hijo.

"Nosotros estamos amenazados con que nos van a matar y nos van a quemar todo. Yo trabajo de panadero y no me puedo ir a las 6 de la tarde y dejar sola a la familia", agregó.

Además, sobre su hijo contó que después de las muertes no volvió a verlo: "No vino, no sabemos qué pasó, no sabemos nada, sabemos que tal vez estaba herido y se fue caminando", dijo.

Díaz recordó que hasta diciembre pasado su hijo trabajó en Buenos Aires y que estaba relacionado a la actividad del turf.

"Le iba bien en Buenos Aires, se vino para las fiestas el año pasado y no se quiso volver. Se empezó a juntar con esa gente. En mi casa él no tenía armas. Andaban a los tiros cuando estaba con ellos: andaban armados", expresó.

Luego, en diálogo con radio Eme, el hombre relató que se levantó de dormir la siesta a las 16.30 y cuando salió al patio a tomar mates su hijo estaba junto a ese grupo de personas, "todos tranquilos compartiendo una cerveza".

"Me apronté para irme a trabajar, los saludé y no noté nada raro. Sí en el último tiempo debo decir que le llamamos con su mamá la atención a mi hijo porque desde que se empezó a juntar con esta gente estaba como descarrilado", completó.

A su turno, Zunilda, la madre del sospechoso, dijo no entender lo sucedido: "No entendemos lo que pasó y tenemos miedo por la familia. Yo tengo dos hijas más, de 14 y 16 años, por las que tenemos miedo ya que nos amenazaron y nos dijeron que nos iban a prender fuego la casa, por eso tenemos custodia. Queremos que él vuelva y nos diga qué paso y cómo está".

El hecho ocurrió cerca de las 19 del domingo en una vivienda situada en Arzeno al 7300, a pocos metros de su intersección con calle Padre Genesio, en barrio Scarafía, en el noroeste de la capital de la provincia, precisaron fuentes policiales.

Los investigadores identificaron a las víctimas como Omar Amarilla, de 33 años; María Soledad Ingui, de 35; y Antonio Matías Fernández, de 16; en tanto resultaron heridos de gravedad Celeste Villarisa, mayor de edad, y Miguel Ravelli, de 35.