Otro asesinato a sangre fría acumuló la historiografía de crímenes rosarina, esta vez en el extremo norte del barrio Ludueña. Un hombre de 37 años fue sorprendido frente a su casa y delante de su hijo adolescente por cuatro hombres que llegaron en un auto y que, sin descender, le dispararon sin explicaciones. 

La víctima recibió varios disparos, y entre su hijo y algún vecino pudo llegar hasta el hospital Alberdi Zona Norte, donde murió en las primeras horas de este viernes.

La emboscada se precipitó en los primeros minutos de hoy, cuando la víctima y su hijo llegaron a la casa familiar de Olivé al 2400, a pocos metros de la embocadura del arroyo Ludueña. El hombre -su identidad aún no fue suministrada- estaba por estacionar su auto cuando de repente apareció desde la esquina un Chevrolet Corsa. El hijo de la víctima contaría después a la policía que en el Corsa estaban cuatro hombres, que apenas detuvieron la marcha y a escasa distancia de su padre uno de ellos bajó la ventanilla y abrió fuego. Le acertaron disparos en las piernas y en el abdomen. Sobrevivió sólo un par de horas. 

Los del auto escaparon. Según la Policía de Investigaciones, tres de los ocupantes del coche estarían identificados.  Los agentes recogieron en el lugar tres casquillos de pistola servidos.

Esta semana hubo otro crimen de circunstancias similares por la abrupta e inexplicable aparición de los homicidas y la indefensión de la víctima. Eduardo Rodríguez, de 42 años, fue asesinado el miércoles en su vivienda de José Ingenieros al 8600, por un desconocido que intentó abrir la puerta a patadas y acabó por liquidar de un tiro en la frente al dueño de casa cuando se asomó a averiguar qué sucedía. Por el momento, uno y otro crimen están impunes.