En un operativo de la Policía Federal Argentina se desarticuló una organización criminal que se dedicaba al robo de cables de red telefónica actuando como “topos”, y hasta el momento, son ocho las personas detenidas involucradas en la maniobra.

En 13 allanamientos simultáneos en Rosario, San Martín, La Matanza, Tres de Febrero, Tigre y General Rodríguez, se secuestraron más de diez toneladas de cables de cobre y 4 mil kilos de aluminio en lingotes junto con maquinaria para su extracción, siete camiones, dos camionetas y dos autos, tres armas de fuego, más de 300.000 pesos en efectivo, teléfonos celulares y documentación de interés para la causa.

El metal era comercializado en el mercado negro internacional y destinado a la tecnología aeroespacial debido a la alta pureza del cobre. En total, son 10.650 kilos de cables de cobre y cuatro toneladas de lingotes de aluminio.

Los efectivos de la División Investigación de Delitos Contra el Automotor de la Policía Federal, fuerza que conduce Néstor Roncaglia, desplegaron tareas de inteligencia criminal ordenadas por el Juzgado Federal de Tres de Febrero, subrogado por Alicia Vence, a raíz de interrupciones de comunicaciones telefónicas denunciadas en distintos barrios del conurbano bonaerense y en de Rosario, donde se registraron más de 20.000 usuarios damnificados.

La investigación permitió determinar que dichos cortes se debían a la presencia de una organización criminal que cortaba y sustraía los cables subterráneos de empresas de telefonía. Para ello, se estacionaban en las esquinas simulando ser una cuadrilla de reparaciones eléctricas y utilizaban camiones y camionetas con un sistema mecánico que enrollaba los cables. Luego, los vendían en distintos locales del rubro metalúrgico en Buenos Aires y Rosario.

Se estableció que la organización participó en al menos seis hechos comprobados de robo de cables subterráneos tanto en la zona del conurbano bonaerense como en Rosario.

¿Cómo lo hacían? Primero se instalaban en las ochavas de las aceras simulando ser una cuadrilla de reparaciones eléctricas. Para ello empleaban elementos se señalización lumínica e indumentaria que simulaba ser de la empresa Edenor. Luego, se abrían las tapas de las cámaras subterráneas en la vía pública y se interrumpía la comunicación con el corte de cables en tramos de 100 metros. Por último, se los extraía mediante vehículos especialmente acondicionados –camiones o camionetas con una abertura en el piso de la parte trasera donde con un sistema mecánico se enrollaban los cables con un motor.