Kevon Watkins era un adolescente de 16 años cuando estranguló a su hermana durante diez minutos, matándola delante de su madre, según el medio inglés Indepent. La familia de Watkins vivía en el estado de Georgia, en Estados Unidos cuando el crimen ocurrió a raíz de una pelea familiar por la contraseña del Wi Fi.

Según el testimonio durante su juicio, el joven, que ahora tiene 18 años, cambió la contraseña del wifi de su familia para no compartir internet y evitar que la conexión "fuera lenta para jugar a la Xbox". Alexis Watkins, su hermana, intervino en la pelea que estaba teniendo el joven con su madre cuando ésta intentaba llevarse la consola de la habitación de su hijo. Y fue en ese momento cuando Kevon comenzó a ahorcar a su hermana.

Cuando la policía llegó, Watkins continuaba estrangulándola. "En esos 10 minutos que tardó la policía en aparecer, tenía que haber parado", dijo la jueza del Tribunal Superior del Condado de Bibb. La sentencia de Watkins fue cadena perpetua por asesinato y no por homicidio involuntario.