La tercera jornada del juicio a Los Monos comenzó con las declaraciones iniciales de imputados, puntualmente, las de los policías Diego Cárdenas y Germán Herrera; el primero como acusado de asociación ilícita y violación de secreto profesional, y el segundo por cohecho y encubrimiento agravado.

Cárdenas era cabo primero en la comisaría de Fighiera, y en la investigación se le imputa haber sido uno de los soplones que Los Monos tenían dentro de la Policía de Santa Fe. Lo acusan de haber favorecido a la banda anticipándole un allanamiento que se iba a realizar en el marco de una investigación que la tenía como objetivo.

Este jueves, al comparecer ante los jueces Ismael Manfrín, Marisol Usandizaga e Isabel Mas Varela, este suboficial de 39 años negó las acusaciones en su contra. Con la voz entrecortada y a punto de llorar, Cárdenas impuso como demostración de inocencia su endeble situación económica, algo supuestamente incompatible con alguien que participa de una asociación ilícita, según su análisis y defensa.

Luego fue el turno de Germán Horacio Herrera. Este oficial de 45 años llegó a ser el jefe de la sección Sustracción de Automotores, dentro de la Agrupación Unidades Especiales, de la Unidad Regional II.  Lo acusan de haber favorecido a Los Monos en ocasión de un allanamiento librado sobre una cochera de zona sur donde había vehículos pertenecientes a la organización investigada. 

Herrera rechazó los cargos y dio otra versión de lo que sucedió aquella vez, cuando fue comisionado a inspeccionar el garaje situado en el pasaje Blanco. Como Cárdenas, Herrera también tuvo un ahogo de lágrimas contenidas y se declaró en quiebra, como para dejar en evidencia que no le cabe la acusación de integrar una asociación ilícita.