Para criminólogos y fiscales se trata de una problemática novedosa y preocupante en la lucha por bajar los altos índices de violencia enquistados en muchos barrios de la ciudad. La detención y el encierro ya no alcanzan para desarticular a las bandas y para evitar nuevos ilícitos.

De la mayoría de las últimas investigaciones judiciales se desprende que con los líderes de los grupos ligados al narcomenudeo tras las rejas se produce una “reconfiguración” de sus estructuras, mutación que está lejos de reducir el delito.  

Los ejemplos sobran. Hay cientos de escuchas telefónicas que prueban que los cabecillas de los Monos siguieron impartiendo órdenes desde la cárcel. Lo mismo pasó con Rubén “Tubi” Segovia –asesinado días atrás--, quien planeó dos asesinatos estando en prisión. Un par de llamadas telefónicas alcanzaron para que sus laderos ejecutaran sus deseos de venganza.

Este fenómeno nuevo en la problemática criminal de la provincia quedó ratificado con la persecución judicial contra la banda de los Funes y los Ungaro, dos clanes familiares que se unieron para ganar terreno en la disputa por la venta de droga en la zona sur de Rosario.

René Ungaro, uno de sus jefes, lleva preso varios años. Cumple una condena por el crimen de Roberto “Pimpi” Camino, ex jefe de la barra brava de Newell´s, cuyo legado delictivo quedó en manos de su hijo Alexis.

Lautaro --alias “Lamparita”-- y Alan Funes, otras de las voces de mando, también están encarcelados. El primero cayó en septiembre del año pasado. Su hermano fue apresado a fines de enero.

Los últimos dos líderes de la banda que quedaban en libertad ingresaron la semana pasada a una prisión. Se trata de Jorge “Gordo” Funes, padre de Lautaro y Alan, y de Daniela Ungaro, hermana de René.

Durante las tareas de investigación realizadas por la Fiscalía Federal 2 de Rosario y la Procuraduría de Narcocriminalidad de Nación se descubrió que René, Lautaro y Alan continuaron impartiendo órdenes desde la oscuridad de sus calabozos.

La estructura de la banda se resintió y emergieron nuevos eslabones –Brisa Amaral, cuñada de los hermanos Funes, por ejemplo--, pero el negocio siguió girando y los balazos por expandir las ventas no cesaron.

Así se desprende del análisis de las intervenciones telefónicas realizadas desde la Unidad Penitenciaria de Piñero donde Alan y Lautaro Funes se encuentran alojados. “Continuaron  dirigiendo las maniobras de comercialización al menudeo en el barrio Tablada y República de la Sexta a través de indicaciones que son impartidas a Brisa Amaral”, se lee en el dictamen de la Justicia Federal.

Sus detenciones, agrega el texto, “motivaron a que surjan nuevos actores en la organización criminal, toda vez que resultaba necesario que alguien desde el territorio continúe con las maniobras de tráfico de sustancias estupefacientes, especialmente la distribución en los diferentes puntos de venta”.

Está comprobado que los hermanos Funes “libraron diferentes conversaciones” con Brisa Amaral y Nicolás Giménez, alias “Negrete” (un vendedor), entre otros integrantes de la organización, para continuar “coordinando e indicando el modo, momentos y lugares para la comercialización de material estupefaciente y asegurar el territorio mediante el uso de violencia con armas de fuego”.

“Es decir que claramente Lautaro y Alan son quienes dirigen la organización criminal desde la cárcel”, concluye el dictamen.

Llamados, órdenes y pedidos

El 15 de febrero, Lautaro Funes dialogó por teléfono con Giménez, cuyo celular estaba intervenido.  “Lamparita” le solicitó que ocultara elementos que podían ser secuestrados y le avisó que personal de Gendarmería se encontraba patrullando la zona. El diálogo:

F2 (Lautaro)- hey negrete

F1 (Negrete)- hey qué onda, todo bien?

F2- anda puto, todo bien?

F1- todo bien boludo, cómo andás vos?

F2- todo bien cumbita, acá tranquilo, vos donde andas?

F1- acá en Colón boludo

F2- con los pibes?

F1- no, (hay interferencia)

F2- he?

F1- no anda nadie, ahí me voy a ver si están en Ameghino

F2- escuchá

F1- si

F2- escuchá, mirá que los giles no andan, la que anda caminando es la gorra

F1- si si si

F2- escuchá, decile a Cabo que no guarde más eso en la casa

F1- dale

F2- que lo guarde de Casper (Casper o Camper) un par de días

F1- dale

--

Días más tarde, el 25 de febrero, Lamparita llama a Brisa Amaral.  Hablan de dinero, armas y droga. En varios pasajes mencionan a Jorge Funes. El diálogo:

“M2 (Lamparita)- hola

F1 (Brisa)- Lautaro?

M2- hola, me escuchas ahora?

F1- si

M2- que te iba a decir, ahí hable con Jorge

F1- y?

M2- nada me dijo que él no sabía que el que se yo, le dije eso lo manejo yo. Vos no tenés que ir a buscar mas nada ni ir a cobrar nada ahí

F1- bueno

M2- ta?

F1- si

M2- así nomás, corta se la hice, vos cuando vayan a pedir plata algo para algo no habla con el Lautaro yo no tengo nada, el Lautaro mando

F1- listo

M2- así nomás hacecela corta y ahora te van a llevar una que se llevó él

F1-  una de las dos?

M2- no la chiquita negra no, la otra

F1- bueno listo

M2- escucha y dice que la musculosa negra no la tiene él

F1- y quién la tiene?

M2- qué se yo, no estaba ahí?

F1- no

M2- cuándo se la llevó

F1- la tenía Jonhi y después se la pasó a él hasta donde yo sabía

M2- me dijo que no tenía nada el

F1- entonces no se Lauti, Josema?

M2- no, ya le voy a preguntar boluda, eso lo tendrían que tener todos ustedes boluda ellos también el loquito ese se metía y, vos no sabes dónde dejo la tartamuda? A dónde estaba? De Mono estaba?

F1- no sé boludo, me parece que Josema, Josema cuál tiene?

M2- Josema no tiene ninguna

F1- una con uno de 30?

M2- si esa es la que yo tenía

F1- bueno esa tienen

M2- bueno esa esta en otro lado

F1- él se la había pasado a Jorge boludo hasta donde yo sabía, porque te acordas que coso

M2- si pero vos me entendes? La chiquitita no la que tiene Jorge la otra, una que que es tartamuda, a dónde está esa?

F1- una negra?

M2- si no sé si me entendés, una metra, donde está?

F1- está guardada, no sé en dónde

M2- no sabes vos?

F1- no yo ni idea

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Otra llamada se produce a las pocas horas. La charla gira sobre los soldados del grupo y los puntos de venta. El diálogo:

F1-Lauti

M2- qué me decías?

F1- que nada que anoche no lo mandé hacer nada de nada

M2- por qué?

F1- porque yo no estaba y pasó eso. Ahí está Tarta

M2- y bueno que vaya Tarta boluda que vaya Tarta y Paquete también. Esa hija de mil puta ya me pudrió, sino que le peguen a Franco corta le voy hacer.

F1- a quién?

M2- a Franco al hijo de ella

F1- y ahí el Iván también viste, están acá hace una banda

M2- qué hace el Iván, qué quiere

F1- Lucas ahí también en Ayacucho

M2- qué hacen?

F1-  venden y también hacen plata

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El teléfono pasa a manos de Alan, quien también le da órdenes a Brisa. El diálogo:

M2- (Alan) al Dani también decile  ahora que vaya ahora a lo de Lucas y que le pida el número y que si hace el personaje que le rompa la panza re corta que la haga

F1- ese dani no sirve para nada boludo no sirve para nada el pibe me hace renegar. Alan vos sabés que es para renegar y un día me tuvo cinco horas para una pared

M2- Sácalo de vuelo sácalo

F1- quédate tranquilo que cuando consiga un pibe fiel voy a sacarlo de vuelvo amigo mientras tanto no puedo amigo me entendes

M2- cuando vos te volvas de tu casa, ándate. Manda a Dani o a cualquiera

F1- si

M2- o a un pibe que sea bien consiente

F1- si

M2- hasta ahí al pasillo de Chacabuco

F1- si

M2- que le diga a la Rosana a la de al lado de mi casa de atrás que le pase el coso el caño con el coso

F1- listo

M2- el caño con el cargador, le tiene que dar un coso un silencio

F1- bueno Alan, dale

M2- habla con el Leo sobre el Iván, ese gil se está pasando de listo

F1- si

M2- rescata el número de Pocha o de Pelo, de cualquiera

F1- tengo el de Pelo

M2- tenés el de Pelo?

F1- si

M2- pásamelo

F1- aguantá, ahí me escribe pelo

M2- qué te pone?

F1- que no hay

M2- he?

F1- “Brisa no hay nadie que le de un par de cañazo a la Edi que se mató la plata?” Está re enojado

M2- Pásame el número de Pelo que ahora lo llamamos de acá nosotros