Pasó exactamente un año desde que una salvaje agresión le cambió la vida a Daiana, una joven que se encontraba con amigas en la vereda de La Chamuyera, el bar que funcionaba en Corrientes al 1300 cuando recibió un botellazo en la cabeza, arrojado desde un edificio de la cuadra, que le provocó serias heridas. La investigación avanza lenta pero firme y mostró algunos importantes movimientos en las últimas semanas que hacen confiar a los pesquisas en poder identificar al anónimo agresor.

Desde el Ministerio Público de la Acusación dieron algunos detalles de los últimos avances. En ese sentido, destacaron la labor de los ingenieros de la UNR y del Conicet, quienes realizaron pericias que dan la posibilidad de identificar la altura y el ángulo desde donde provino la botella.

“Se fue reduciendo el espectro de sospecha para la posibilidad de indicios de probabilidad probatoria de la persona que lanzó el objeto”, confiaron desde Fiscalía y, en ese sentido, destacaron que a partir de estos indicios, la búsqueda del agresor ahora se reduce a “un sólo edificio y entre seis y siete departamentos”.

Por otro lado, también se está muy cerca de confirmar que la botella que testigos del hecho llevaron a la Fiscalía es la de la agresión, a partir de un examen de ADN que pertenece a una mujer. Sólo resta un último examen comparativo para cotejar que los registros genéticos que se hallaron en la botella son los mismos que los de la víctima.

Sobre el objeto con el que se realizó la agresión, apuntaron que la botella estaba a medio llenar, lo que generó un “efecto rebote” en la cabeza de Daiana. “Primero la golpeó la botella y luego el líquido”, explicaron. Incluso, aseguraron que “si la botella hubiese estado completamente llena o completamente vacía, el golpe podría haber tenido consecuencias peores que las que tuvo”.

También se tomaron las huellas dactilares que se encontraron en esa botella, lo que requirió también un complejo trabajo de descarte de los rastros de aquellos testigos que aseguraron haber manipulado el objeto, preservando sólo aquellas huellas NN, que podrían ser utilizads en un futuro si finalmente logran individualizar a un sospechoso de la agresión.