Uno de cada dos argentinos tiene la sensación de que la corrupción ha aumentado. También la misma proporción cree que el presidente y sus funcionarios están involucrados en actos reñidos con la ética pública. Son conclusiones que se desprenden de un estudio de la Universidad Austral. El trabajo se titula "Indicadores internacionales de la corrupción en la Argentina 2018" y fue coordinado por Marcelo Bermolén, profesor de la Escuela de Gobierno, Política y Relaciones Internacionales y director del Observatorio de Calidad Institucional de dicha universidad.

Para su confección se basaron en mediciones internacionales: Transparencia Internacional, del Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, la Corporación Latinbarómetro y el Banco Interamericano de Desarrollo fueron las fuentes consultadas. Argentina ocupa el lote de países peor posicionados en el mundo, el continente y la región.

"La mayoría de los indicadores sobre corrupción están basados en estudios o encuestas de apreciación. La corrupción es por naturaleza opaca y clandestina, y por lo tanto los indicadores son mayoritariamente de percepción", explica Bermolén. "Ningún indicador por sí solo es concluyente ni determinante -explica el autor-. Pero en conjunto genera tendencias que muchas veces si lo son".

"Argentina sigue por debajo del promedio general de los países de América (o Latinoamérica) aunque ha logrado reducir esa brecha por la suma de mínimas mejoras propias y el estancamiento o empeoramiento de otros países. Ha mejorado la percepción del estado de derecho, aunque eso no se ha traducido en una mayor confianza en las instituciones, en los sujetos que transitoriamente ejercen sus funciones o en las políticas de combate a la corrupción", detalla. 

Según Latinobarómetro, en 2017, dentro de una escala del 0 al 10, los argentinos creían que la corrupción en el gobierno alcanzaba el altísimo valor de 7,7 por encima del valor promedio de Latinoamérica (7,5). En 2018, consultados ya no por las instituciones sino sobre quienes ejercen las funciones y buena parte del poder, el 53% de los argentinos cree que el Presidente y todos -o casi todos- sus funcionarios están involucrados en actos de corrupción, porcentaje que lo muestra por encima de legisladores, jueces, policías y empresarios. También, por encima del promedio respecto de quienes ejercen la misma institución presidencial en Latinoamérica (50%).

Bermolén, quien además es abogado y especialista en Acceso a la Información Pública, Calidad Institucional y Transparencia Electoral; señala que "ello, pone en jaque cualquier posibilidad de liderar exitosamente la lucha contra la corrupción desde la percepción de ejemplaridad, ejercicio de la ética pública y cambio de paradigmas. El primer mandatario y sus funcionarios superan la media latinoamericana de corrupción junto a los empresarios argentinos. No le va mejor a los parlamentarios, la policía o los magistrados que son percibidos con altos índices de sospecha de estar implicados en hechos de corrupción".