Con el verano en puerta y temperaturas que piden un espacio al aire libre para poder respirar, la visita a los paradores de la isla se convierte en un plan deseado por muchos rosarinos y turistas que eligen la ciudad. Sin embargo, y más allá que el termómetro ardió los últimos fines de semana, el sector náutico está trabajando a media máquina. Dicen que es a causa del Mundial, donde la Selección Argentina jugó sus últimos partidos en fin de semana y por eso muchos todavía no se animaron a cruzar.  

Federico Fernández Garrone del parador Garden fundamentó esta teoría y adujo que en estas semanas no fue masiva la llegada de gente frente a la rivera rosarina, pero que las expectativas están puestas desde Las Fiestas en adelante. "Estamos muy expectantes y es que es la primera temporada que podemos funcionar sin restricciones sanitarias, hemos invertido y trabajado mucho para la comodidad de nuestros visitantes”, señaló a Rosarioplus.com.

La novedad para este verano es el cruce desde el complejo La Fluvial hacia el Banquito San Andrés  que es manejado por desde el Ente Administrativo Puerto Rosario (Enapro). El lanzamiento oficial de la temporada se hizo en el mes de octubre con viajes de ida a cada hora, de 11 a 16 y la vuelta con el último regreso a las 20. La tarifa es de $1600 y se puso a disposición la posibilidad de pago con Billetera Santa Fe, tarjetas de débito o crédito.

Desde La Florida hay otras opciones para llegar a los paradores frente a zona norte. La tarifa estipulada es de $1000 que, según los trabajadores de las taxis lancha, se fija de acuerdo al precio de la nafta que utilizan. Tras un acuerdo con la municipalidad de Rosario, los traslados salen de un flamante muelle en calle Ricardo Nuñez y el río, espacio concesionado por Costanera Rosario para reorganizar lo que provisoriamente se hacia antes en Bajada Escauriza. . Otros salen desde Costa Alta, pero con destino a los paradores del Paraná Viejo y con un costo de $1500.

"La verdad es que hace unas semanas empezaron a trasladarse más personas y hoy los paradores estaremos recibiendo entre 500 y 800 pasajeros los fines de semana, aunque el pico cuando la temporada estalla puede llegar a estar entre 2000 y 4000 en un día", dijo Federico Ibarra, representante legal de la Asociación de Taxis Náuticos de Rosario, aunque advirtió que esta escases puede tener su connotación en el Mundial, donde Argentina jugo parte de sus partidos durante fines de semana.    

Dónde quedan los paradores  

Frente a Rosario hay tres grandes áreas establecidas para los paradores. Frente a La Fluvial el Banquito San Andrés y los de zona norte que acaparan espacios desde el estadio de Rosario Central hasta Granadero Baigorria. En este corredor la oferta es variada: áreas para los que prefieren llegar con sus embarcaciones en la zona del Paraná Viejo y, en el norte, los elegidos por los kayakistas con infraestructura más básica En la zona central frente al Monumento los espacios son más familiares.  

En total se cuentan 20 de los cuales una parte están agrupados bajo la Asociación de Taxis Náuticos de Rosario. Muchos de ellos brindan servicios de hospedaje y gastronomía. Algunos prefieren ser solo espacios de paz y tranquilidad por lo cual solo trabajan con reservas de estadías y no funcionan como paradores.  Quienes trabajan en este negocio aseguraron que es notable el cambio y la preferencia de muchos por pasar algunos días en la isla a solo 10 minutos de la ciudad. No solo rosarinos, también gente de Córdoba y Buenos Aires que se quedan atónitos ante la gran belleza del humedal.

“Durante décadas hubo mucha informalidad y políticamente también se le dio mucho la espalda a la isla por pertenecer a otra jurisdicción. Ahora parece estar cambiando porque se lo mira como un buen proyecto de turismo interno y la posibilidad de poder vender este producto diferenciado para quienes llegan a la ciudad. Todos somos fervientes defensores de la naturaleza y cuidamos el humedal porque es nuestra casa. Respetamos mucho la capacidad de las embarcaciones y ya no son las de estilo colectivo. Son lanchas rápidas que no superan los 10 pasajeros por viaje que son más cómodas para trabajar” dijo Ibarra.   

Los cambios para esta temporada

Otro cambio  para esta temporada es la suspensión por sesenta días de fiestas y espectáculos en la isla. La misma fue decretada por la Municipalidad de Victoria como consecuencias de las denuncias por realización de fiestas habilitadas y también clandestinas frente a Rosario. La prohibición se determinó por una polémica fiesta electrónica en las islas del Delta Paraná que primero fue habilitada y con la que luego se dio marcha atrás y de la que Fernández Garrone es organizador en su parador Graden.

“Tras ello debimos repensar cómo trabajar el parador por una decisión arbitraria de la municipalidad de Victoria que prohibió hacer fiestas. Eso fomenta la clandestinidad, nosotros tenemos todo en regla, sin embargo este año deberemos apuntar a otras cosas para solventar el negocio como al buena gastronomía y el alojamiento en nuestro complejo que es de primerísimo nivel”, señaló en cuanto a este episodio.

El predio de Garrone cuenta con 2.000 metros cuadrados y capacidad para 3.000 personas, más un muelle de cien embarcaciones y una Playa artificial y pileta de natación. Es uno de los espacios más codiciados frente a la ciudad que también cuenta con alojamiento al estilo All Inclusive por $12000 la noche para cuatro personas y donde habitualmente se suelen hacer eventos de catas de vinos  y degustaciones gastronómicas.  

“Subimos mucho la vara de lo que es un parador, por eso en Victoria creen que somos un hotel cinco estrellas. Si brindamos muy buen servicio y tenemos las mejores instalaciones. Los de la municipalidad (Victoria) creen que facturamos como el hotel casino y la verdad es que mañana sube el río y todos se van cagando. Ellos no nos dan un solo servicio en la isla, donde no hay agua potable ni luz”, expresó Fernández Garrone.

Otra decisión que comenzó en la temporada pasada y generó rispideces fue la prohibición por parta de la Secretaría de Control y Convivencia  por su política de alcohol cero en las zonas de cruces a la isla, donde personal municipal controla el contenido de las conservadoras portátiles tan habituales para los bañistas. El rechazo de esta decisión fue amplio y generó, según los lancheros, que muchos prefieran quedarse de esta margen del río a dejar sus botellas a los inspectores.

Pero donde hay ley hay trampa. Muchos que suelen cruzar de manera particular llevan en sus embarcaciones bebidas alcohólicas que si no son afectados en un control del Prefectura pasan sin problemas. Es por eso que algunos paradores cobran $500 a quienes lleven la heladerita, pero en preferencia la idea de estos comercios es que el consumo de bebidas sea en los bares.