Llega el invierno y no se trata solo de protegerse de resfríos y gripes. Un punto clave para la salud es el cuidado de la piel. Las cremas son clave en el proceso de cuidado, también es importante prestar atención a lo que se come y toma, además de analizar cómo está el ambiente en el que nos movemos.

"Durante la época invernal, la piel modifica la humedad natural del cuerpo debido a factores tales como el frío, viento y cambios de temperatura. La piel tiende a resecarse por lo que es importante estar preparados para proporcionarle la nutrición necesaria que permita recuperar y mantener el nivel adecuado de hidratación cutánea", precisó la dermatóloga Verónica Muchnik, consultada por Rosarioplus.com

"Para complementar el cuidado exterior de la piel es necesario también el cuidado interior, como beber una buena cantidad de agua por día, comer frutas secas con cáscara que es donde se encuentra la mayor cantidad de nutrientes, evitar hábitos tóxicos como fumar o dormir menos de siete horas, tomar duchas tibias evitando el agua muy caliente, regular la temperatura de los ambientes calefaccionados en 20º y secarse el cuerpo con leves palmaditas, sin frotarse mucho con la toalla", sostuvo.

Es que, durante el invierno la piel se reseca sufriendo descamaciones y grietas en la piel. "Esto sucede debido a que el frío altera la película hidrolipídica de nuestra piel y las glándulas sebáceas trabajan con mayor lentitud. Los síntomas se agravan cuando además contamos con un tipo de piel seca o sensible. Es muy importante humectar e hidratar bien la piel en invierno para conservar la humedad del cuerpo", señaló la experta.

Es importante cuidar la piel más allá del tipo que se tenga. "Todo tipo de piel, ya sea grasa, seca o sensible necesita una correcta humectación durante todo el año. Si bien  la sensación de sequedad de la piel grasa en esta época del año es menor, las condiciones climáticas hacen que una rutina adaptada al tipo de piel sea necesaria para evitar un aspecto apagada y sin vida", agregó.

"La piel sensible es más vulnerable y se caracteriza por una reacción a factores externos. Las bajas temperaturas retrasan el ciclo de la renovación celular y se acumulan las células muertas, causando una sensación de tirantez y falta de confort. La piel pierde movilidad y elasticidad, se altera su barrera cutánea y se produce deshidratación y sequedad, e incluso irritaciones si la piel es sensible".

Es fundamental utilizar cremas para el rostro con elementos hidratantes y que protejan del frío y eviten la deshidratación intensa. Es muy importante tomar mucha agua y alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes, como las frutas y las verduras, pues una vez más insistimos en que la hidratación de la piel comienza también desde dentro".

"En cuanto a lo externo, hay muchos factores que alteran la piel, para protegerla debemos tomar duchas con agua templada, usar jabones suaves, no exponernos en ambientes con la calefacción o aire acondicionado muy fuerte, usar ropa cómoda y sobre todo humectar la piel todo el año. No debemos olvidarnos de utilizar un tratamiento nocturno para el rostro. Es necesario que esté diseñada para actuar en este este momento del día, pues este tipo de productos contienen importantes nutrientes que reparan nuestra piel mientras dormimos, hidratándola de forma intensiva y ayudando en su proceso regenerativo", concluyó.