La joven cordobesa que mutiló los genitales de un hombre con una tijera de podar difundió una carta desde la cárcel de Bouwer en la que explica su posición para que la situación que protagonizó no se repita: "Hay que aprender a pedir ayuda", dijo la mujer imputada, de 26 años, arquitecta de profesión.

En la misiva de Brenda B. se describe un contexto que lleva a inferir que el hombre atacado ejercía violencia de género contra ella, y que de allí su impulso por tomar una tijera de podar y arremeter contra los genitales de su novio.

El hecho ocurrió el 26 de noviembre pasado, en un departamento de la calle Chacabuco al 500 del barrio Nueva Córdoba, de la capital mediterránea, donde la víctima habría estado durmiendo. Según la Policía, en circunstancias que se investigan, el hombre -identificado como S.F.- sufrió heridas cortantes en el pene y los testículos que lo obligaron a llamar a una ambulancia. Sigue en terreno difuso el vínculo entre ellos, puesto que ella había declarado haber sido violada por el hombre, y éste había asegurado que el ataque sobrevino cuando ella intentó revisar los mensajes de su teléfono celular.

El texto de la carta que escribió la mujer es el siguiente:

"Muchas gracias por brindar su apoyo y entendimiento en ésta difícil situación, en especial a Leonor Silvestri, Gladys Herrera, mi mamá y mi familia, que no dudaron en apoyarme desde el primer momento.

Con ésta carta no quiero justificarme, porque sé que reaccioné de una manera horrible, como nunca tendría que haberlo hecho, me sentía oprimida, devastada, vi perjudicada mi carrera, mi vida, mi mente, mis afectos… Llegué a un punto en que no dimás…y dije basta!

Cometí un error, actué en forma violenta, me bloqueé emocionalmente, me olvidé de todos, de mi familia, hasta de mí misma. Lo callé, pensaba que nadie merecía escuchar mis tormentos, y me daba vergüenza a la vez, tenía a mi mamá lejos y no quería generar más dramas de los que uno suele tener. Mis problemas eran míos, no de los demás, quería resolverlos yo sola.

No pedí ayuda a nadie… ni nadie se percató de lo que me pasaba, ni tampoco quería que se molestaran por mí.

Sé que hay mucha gente que quizás me comprenda y otros que no, y está bien. Somos todos distintos, y es muy difícil ponerse en el lugar del otro. No me gustaría que éstos hechos se repitieran, hay que aprender a pedir ayuda y brindarla a quienes lo necesitan para que éstos casos no vuelvan a ocurrir.

Lo que me sorprende es la falta de comprensión, la morbosidad y la falta de respeto de los medios de comunicación, argumentando cosas inciertas.

Detrás de mí hay una familia entera que sufre, y detrás de casos similares al mío, sé que hay muchas mujeres que callan como yo lo hice.

Tenemos que aprender a no callar la verdad, sólo la verdad nos hará libres. Somos seres humanos, debemos usar la inteligencia para prevenir!, hablar! Para evitar los distintos tipos de violencia de género que hay, y trabajar juntos: hombres y mujeres! 

Y que no haya más crímenes por violencia de todo tipo, para poder crecer en sociedad, que es eso lo que nos hace humanos = comunicarnos! Soy una persona que hoy me encuentro privada de mi libertad, pero aún así rescato cosas positivas:

Destacando el apoyo de ustedes, de mucha gente que no me conoce pero se han unido y sé que están! Y les agradezco incondicionalmente de corazón su presencia y que se pueda escuchar mi voz.

El apoyo es algo esencial para sobrevivir en éste lugar que no deseo estar. El apoyo estimula, motiva. Y ojalá esto sirva de incentivo para que muchas mujeres no callen.

Por último: no perdamos la fe y la esperanza, que es nuestra esencia. 

Muchísimas gracias a todas las mujeres y hombres que me acompañan desde dónde estén.

Abrazo incondicional y gracias a todos.

Brenda Micaela Barattini (Micky o Michi, como suelen decirme)"