La pizza es uno de los alimentos más populares de la argentina y, sin duda, uno de los más elegidos por los rosarinos a la hora de compartir una comida con amigos. El reconocimiento se debe a que a todos les gusta la pizza y es muy difícil errarle si se la elige como menú. Pero además hay una creencia extendida de que cualquiera puede cocinar el popular plato. ¿Esto es así?

La excesiva confianza puede jugar una mala pasada y lo que parece simple no siempre lo es. De hecho hay muchos secretitos puestos en juego para hacer de una pizza una buena comida y no simplemente pan con queso. 

Daniel Cespedes es un maestro pizzero de la ciudad, hace 7 mil pizzas por semana y dicen que tiene la mejor receta de Rosario. En la Semana de la Pizza, evento promocional en el marco de la Fiar, el experto reveló a Rosarioplus.com cuáles son los secretitos para no pasar papelones con los comesales. Así que agarrar lápiz y papel y tomar nota. 

La salsa

La salsa básica es tomate, morrón y cebolla. Todo cortado en trocitos y dorado a la cacerola. Para condimentarla se usa sal, orégano y ají triturado. 

¡Atención! Si se compra el tomate triturado o el puré de tomate, este no tiene que tener ni zanahoria ni zapallo agregado, ya que el azúcar de estas verduras se quema oscureciendo la salsa y modificando el sabor. 

La masa

Los ingredientes: 1 kilo de harina 0000, 60 gramos de sal, una pizca de pimienta, 30 gramos de azúcar, 50 gramos de margarina, 50 gramos de levadura (mucho mejor la prensada que no tiene conservantes y es fresca), y 600 centímetros cúbicos de agua.

"Nada de aceite ya que en su lugar usamos manteca o margarina y el agua se puede reemplazar por crema o leche, lo que hará al producto mucho más crocante", reveló el maestro pizzero al tiempo que explicó que "con estas medidas tienen que salir 4 prepizzas grandes, es decir, de 12 porciones cada una".

El procedimiento 

Se disuelve en parte del agua (o la leche) el azúcar, la sal, la pimienta y la manteca. Esta mezcla se arroja sobre la harina y se va amasando hasta formar la masa.

Por otro lado, se calienta lo que quedó de agua (o leche) y se le agrega los 50 gramos de levadura. Se la deja actuar unos minutos, hasta que genere espuma, y se agrega a la masa. Nuevamente se amasa hasta que quede uniforme y sin grumos.

Se divide la masa en cuatro bollos y se los tapa con nylon, o un repasador, para que conserven la temperatura y puedan leudar. En unos 30 minutos tienen que haber duplicado su tamaño. Cuando esto suceda se estiran y se mandan al horno.  

¡Atención!

Acá el consejo está puesto en la levadura, que es un hongo vivo y que requiere de ciertos cuidados para que actúe correctamente y así la masa salga esponjosa y crocante. El líquido en el que se disuelve la levadura no puede pasar los 20 grados, más calor matará a los microorganismos y no podrán actuar. También hay que asegurarse que al agregar este líquido a la masa, esta ya esté uniforme ya que el contacto directo con la sal también puede afectar negativamente a la levadura. 

Lo que resta, entonces: ¡disfrutarla!