Esta semana se conoció el proyecto de educación desde Gendarmería a jóvenes de las barriadas que no estudian ni trabajan bajo el nombre de “Servicio cívico voluntario”, impulsado por la propia ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Al repudio generalizado en todas las esferas de la educación formal y no formal se sumó el de la Biblioteca Vigil, Sitio de memoria del terrorismo de Estado recuperado para la educación y la cultura popular, y espacio que cobija a la Editorial Biblioteca. Justamente ésta dio nacimiento en 1974 al valioso libro de María Teresa Nidelcoff “¿Maestro pueblo ó Maestro gendarme?”, que hoy se consigue en librerias de Rosario y en la biblioteca (Gaboto 450).

El libro de hace 45 años fue un éxito en circulación de la época y posterior tanto para educadores como investigadores de diversos rincones del mundo. Su autora lo escribió desde las barriadas rosarinas, y en 1976 se exilió junto a su marido Néstor García -ex cura obrero detenido algunos meses-, y nunca más regresó. Vive en Madrid desde entonces a la actualidad.

Nidelcoff escribe "¿Maestro pueblo o maestro gendarme?" en los albores del golpe cívico militar, y según explicaron desde La Vigil, ella “trataba de establecer en la provocación de este título una crítica en torno al oficio de enseñar: o somos docentes para nuestro pueblo, para lograr los mayores niveles de justicia, bienestar y dignidad, o somos gendarmes dedicados a custodiar las fronteras del conocimiento, a anular el sentido crítico y dialógico del aprendizaje, a garantizar los límites del orden establecido”. Algo que cabe cuestionar sobre el proyecto educativo en la cartera de Seguridad que nada tiene de conocimiento pedagógico.

“Desde la Biblioteca Popular Vigil repudiamos esta iniciativa, un insulto para la docencia argentina, una claudicación de la ley, del derecho humano inalienable a una educación de calidad, laica y gratuita, llevada adelante por trabajadores de la educación, en cuyas manos está y seguirá estando el futuro de lxs pibxs. Queda claro que, para el gobierno nacional, lxs pobres y excluidxs del sistema no tendrán otro lugar que no sea las armas o el hambre. Maestrxs pueblos, acá seguimos confiando en ustedes”, reza parte del comunicado en las redes de La Vigil.

Para pensar la resignificación que tiene el libro a partir del anuncio de Bullrich de un supuesto "servicio cívico", Rosarioplus.com entrevistó a Patricio Bordes, director actual de la Editorial Biblioteca, la cual justamente volvió a editar el libro en 2018.

- ¿Cómo fue el momento en que desde la editorial de la Vigil supieron del proyecto del Ministerio de Seguridad? ¿Conversaron entre los miembros sobre su postura como editorial?

La Biblioteca Vigil es Sitio de memoria del terrorismo de Estado desde el año 2015. Dada su historia, por ser testimonio del paso del terrorismo de Estado y por padecer la represión cultural sistemática, tiene una posición tomada relativa al papel de las fuerzas represivas.

La editorial es parte de la biblioteca, no está por fuera de ella. Cuando nos enteramos de la noticia nos pareció que debíamos decir algo, ya no porque somos testimonio de un pasado trágico al que como sociedad no queremos volver más, sino también porque en este presente La Vigil participa de la cultura popular rosarina, brinda espacios educativos y comunitarios, recorridos guiados, etc.

Que la gendarmería ya no tiene un rol de custodia de las fronteras es una realidad hace años. Que reprime las manifestaciones también. Por eso nombramos algunos casos resonantes que lo ejemplifican, como la represión al pueblo Mapuche en el sur, que termino con las vidas de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Finalmente es un insulto para la docencia, opinamos, porque para formar maestros y docentes profesionales, trabajadores de la educación, hay que estudiar años, conocer los debates educativos nacionales, hacer experiencia en el aula. Ese trabajo cada día más desvalorizado es el que cada día hace la docencia argentina procurando mejorar la calidad de vida de sus estudiantes, y debería ser más valorado ahora que nunca, ya que el país se encuentra en una larga recesión económica y cada día más personas son arrojadas a la calle, al frío y al hambre.

Si los pibes tienen que salir a trabajar para llevar el pan a la casa, o no creen que el estudio les aporte perspectivas de futuro, es por políticas como las que estamos viviendo. Hacerse cargo no es mandando a los expulsados del sistema a esta pseudo-colimba voluntaria. Es brindarles las oportunidades a través de políticas de Estado, como el Plan fines, Conectar Igualdad e incluso apoyando las experiencias educativas que están proponiendo nuevas modalidades de aprendizaje, de gestión, como las escuelas de gestión social. Preferimos el guardapolvo blanco que la gorra oliva cuando se trata de educar en prácticas para la libertad.

Nosotros creemos que es con educación y cultura popular que hay que afrontar el desafío de construir futuro con justicia social e inclusión de los pibes, no con fajina y garrote, no con odio, no con militarismo social. Es desde el diálogo, el amor, el trabajo solidario que vamos a salir adelante. Con docentes, nunca sin ellos.

-Al margen de sus rasgos universales, el libro lo escribió en el marco de su experiencia de docente popular en barrio Santa Lucía y antes en una casilla de Ocampo al 6500 con tareas extraescolares, y en el marco de un tiempo represivo de las fuerzas de seguridad a cargo de Agustín Feced. ¿Qué otras circunstancias históricas cabe destacar, en torno a por qué, para quiénes y cómo lo escribió?

- En realidad, habría que destacar que escribió estos textos en su rol de formadora de maestros. Sin la experiencia de los barrios a los que dedicó tanto tiempo no hubiera quizá podido pensar muchas cosas. María Teresa Nidelcoff tuvo una formación académica importante, que si bien no obtuvo el reconocimiento que sí tiene en otros ámbitos de la docencia, no deja de ser parte de los impulsos sobre todo capacidades para producir conocimiento desde la práctica.

Nota de Rosarioplus.com: la autora nació en Maggiolo, en el departamento General López; hizo su formación docente en la Escuela Normal Provincial de Venado Tuerto, completando los últimos años en el Normal Nacional N° 2 de Rosario de Córdoba y Balcarce –Hoy Normal Provincial- donde obtuvo el título docente. Luego estudió profesora en Historia en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias del Hombre de la Universidad Nacional de Rosario.

- El título hace referencia a la abismal diferencia en los modos de educar, el verticalista castrense con el de la educación popular y horizontal, pero hay alguna referencia concreta a la educación por aquellos días que se hubiera impartido en concreto desde la Gendarmería como se anunció ahora a futuró? En caso de que no, ¿Estaríamos en los albores de concretar cierta distopía vaticinada por Nidelcoff?

- No creo que haya vaticinado una catástrofe. En todo caso creo que la padeció. El terrorismo de estado, el exilio y la ruptura de una experiencia hermosa que estaba haciendo en la ciudad de Rosario. Pensar que no es sino hasta finales de la década de los noventa que aparecen Bachilleratos populares mayormente en Buenos Aires y CABA, desde donde se reivindica la figura de Freire y otros educadores latinoamericanos. Y creo que son experiencias que se estaban gestando contemporáneamente a Freire pero encontraron su límite en la represión sistemática a la educación y la cultura. En el mismo sentido que La Vigil fue intervenida por el golpe cívico militar en 1977, sus libros más críticos fueron quemados, guillotinados, etc. Pero pudo hacerse su camino mano en mano, en la historia oral que es donde sobreviven los textos de los pueblos.

Creo que el anuncio sobre el Servicio cívico voluntario es un bluff peligroso, una nueva estrategia de comunicación electoral fascistoide de las que vemos llegar de la mano de las no tan nuevas derechas latinoamericanas. De Trump a Bolsonaro hay un Macri. Brasil y Argentina desde siempre son los Pitt Bull del patio trasero del imperialismo estadounidense, lamentablemente.

Lo que nos da una profunda bronca es que sabemos que son mentiras útiles solo a los fines de consolidar una masa crítica insensible de votantes y aplaudidores de la represión, y sobre todo de la claudicación, porque darle a la gendarmería autoridad educativa y responsabilidad social en ese sentido me parece una barbaridad, casi simplemente odio a la docencia.

Que exploten escuelas y mueran docentes (como en Moreno, pcia. de BSAS) y que gendarmería asuma algún rol en educar son dos caras de la misma moneda. De paso, un modelo de saqueo como el actual, con la desocupación y precariedad que tenemos, sólo genera desesperación y hastío. Si la solución está en las fuerzas represivas es porque entonces el modelo no es transitoriamente malo para las mayorías, es malo definitivamente y da por hecho que no tiene nada que hacer con la población que sobra, que no va a entrar en la sociedad de consumo.

- El libro fue un éxito de ventas antes de su censura, y posteriormente también en Argentina y otros países del mundo. ¿Por qué decidieron reeditarlo el año pasado?

Desde la Editorial estamos recuperando nuestras colecciones y algunos títulos emblemáticos. Entre ellos, los dos de María Teresa Nidelcoff “¿Maestro pueblo o maestro gendarme?” y “La escuela y la comprensión de la realidad”. La colección Praxis es para que la docencia pueda socializar sus mejores experiencias, dialogar y encontrar las mejores herramientas para garantizar el derecho a la educación, al libre pensamiento, etc.

-¿Pensás que con este nuevo “ejército cívico” en contraposición habrá un nuevo récord de ventas de esta obra de Nidelcoff?

- Si las ventas sirven para sostener un proyecto popular sin fines de lucro y para que los docentes puedan seguir construyendo sus herramientas para mejorar sus prácticas, actualizar sus debates y crecer todos como sociedad, bienvenidas las ventas. Con respecto al ejercito cívico como le decís, creo que el pueblo va a tener siempre la última palabra.

- Nidelcoff es referente de la educación popular en torno a los términos “maestro pueblo” y “maestro gendarme”. Ella es la autora de estas denominaciones o lo tomó de Freire?

- La pregunta que le da título al libro no es un concepto, es una provocación, una metáfora, una caracterización antagonista, pero no un concepto. Es una provocación porque supone iniciar el diálogo asumiendo una polémica en términos muy simples, como una primera pregunta para pensar el papel social de la escuela pública, y sobre todo el trabajo docente. O sea, es un diálogo con sus pares.

Es una caracterización antagonista porque a los usos de la dialéctica de las décadas de 1960 y 1970, los antagonismos funcionaban como un delimitador entre quienes trabajan para sostener y desplegar un orden social y quienes trabajan por cambiar el orden social. Es un conocimiento que no teme a la simplicidad del conflicto entre antagonistas tan denostado hoy día por las teorías de la liquidez antihistórica.

Y es una metáfora, es decir, una imagen de contraste, un claro oscuro que mueve la crítica y permite, contrario a la simplicidad del título, seguir desplegando preguntas.

Y la autora caracteriza el perfil docente de acuerdo a esa imagen: la de los maestros pueblo como quienes se dedican a trabajar por la justicia social y la calidad educativa y los maestros gendarme, por el contrario, aportan a que el orden dominante se sostenga y reproduzca. Por supuesto estarían también estos “maestros a secas”, docentes que consideran que su tarea puede ser neutral, objetiva, etc. Y por ende terminan por aportar al orden social dominante.

Creo que tomó de Freire muchas cosas, no esa. Más tomo la idea de que la educación liberadora es dialógica, antiautoritaria y profundamente crítica y democrática.