En el barrio Casiano Casas, sobre Superí al 1200 ya pocos metros de la vía por la que pasa el Belgrano Cargas, está la Escuela de Educación Secundaria Orientada 408. Es una secundaria con terminación en comunicación, arte y diseño que nació en 1992 sin espacio propio y daba clases en el Club Alberdi, pero que después se mudó y en elecciones libres eligió llamarse Roberto Fontanarrosa, en homenaje al querido “Negro”. Hace ya un tiempo funciona en una vieja casa chorizo, adaptada y ampliada para fines educativos. RosarioPlus la recorrió, para conocer la experiencia de educar en pandemia en un rincón de la ciudad que no suele ser un punto de visita para las autoridades.

Este miércoles, la 408 volvió a abrir sus puertas después de mucho tiempo, con el objetivo formal de que los docentes más nuevos tomen posesión de sus cargos. No obstante, la idea fue también reabrir la institución al barrio. Y por eso convocaron por las redes a padres y alumnos a que se acerquen, con protocolos, para charlar sobre el ciclo lectivo 2021 que comienza la próxima semana. 

La 408, en Superí al 1200, a metros de la vía
La 408, en Superí al 1200, a metros de la vía

Escuela en pandemia

Su directora, Liliana Nuñez, dice: “Fue muy difícil pasar el año pasado, El contexto es muy complicado y con muchos alumnos perdimos el contacto. En algunos casos pudimos saber que por la situación económica se ha tenido que ir en plena pandemia a trabajar con el padre. Entonces la prioridad pasó a ser que no se corte la relación con la institución. Y después, cuando se pudiera, incluir. Pero hay que tener en cuenta que en muchas familias no había una computadora o un celular por chico ”.

Durante la primera parte del año pasado, tiempos de aislamiento más estricto, los directivos de la Fontanarrosa subían videos a la página de Facebook de la escuela con algún instructivo de cómo mantenerse al día. “Tuvimos que aggiornarnos y apelamos a todas las vías posibles para vincularnos con los chicos. Lo del Face sirvió también para que los padres puedan mantenerse en contacto y nos ayuden. En esas comunicaciones, hablábamos de la importancia de cuidarnos ”, señala David Muratore, vicedirector de la 408.

El mismo Muratore, en diálogo con el móvil de la Sí98.9 cuenta que hay una leyenda urbana, que nadie confirma ni desmiente en el barrio. “Se supone que el propio Fontanarrosa visitó la institución para dar un taller y que dejó como regalo un dibujito de Mendieta con su firma y el nombre de la escuela. La obra está y es el cuadro que está enmarcado en el ingreso. Lo que no tenemos es la fecha en que se dio esa mítica reunión ”, cuenta el profesor, ampliando el misterio. 

Cómo se vive la pandemia en la escuela que lleva el nombre del Negro Fontanarrosa

Es Muratore también el que responde a la pregunta sobre la implicancia de trabajar al lado de las vías. "Yo siempre cuento medio en chiste que cuando doy clases pregunto a cada rato, si no prestan atención. 'Che, ¿pero hablo yo o pasa un tren', porque pasan a cada rato. Esa es parte de nuestra identidad". Cuentan también que la escuela nació con número, el 408, y con terminalidad, la de comunicación, arte y diseño Pero que le faltaba nombre. Y que en algún momento, ya fallecido el Negro y habiendo conservado aquel dibujo que les había regalado, decidieron bautizarla con su apellido y pintar personajes suyos en las paredes del patio. Aquello sucedió en mayo de 2010 y al resultado se llegó por medio de una votación. Las otras candidaturas fueron las de Pocho Lepratti, Antonio Berni y Molina Campos.

Lo interesante es que desde que la escuela lleva el nombre del humorista, escritor y dibujante rosarino, los chicos también también fueron mejorando su relación con el entorno y la autoestima en general. “Hasta hace algunos años, los pibes no se animaban a pasar la vía. Era un territorio lejano todo lo que había más allá. Pero de a poco logramos que la vinculación con el barrio mejore mucho, porque nuestra idea es que este espacio sirva como puente a la ciudad y de alguna forma al mundo, a formar a los chicos para vincularse con su comunidad. Al principio, hacíamos Educación Física en el Club Banco Nación y algunas mamás nos decían que era terrible, porque para eso tenían que pasar la vía e ir hasta Boulevard Rondeau. Eso dejó de pasar, porque dejaron de tener miedo a salir”, relata su directora. 

Muratore agrega, en la misma línea: “Trabajamos para vincular a la escuela con otras instituciones, porque eso también permite tener otra mirada del barrio. Pensá que esta parte de la ciudad para los medios de comunicación, suele ser noticia solamente cuando hay algún tema policial. Entonces relacionarnos con la biblioteca, con otras escuelas, con el Centro de Salud o el Distrito Norte en Villa Hortensia, hizo que los chicos tengan una red muy amplia. Nuestros alumnos pudieron en estos años ir haciendo pasantías, ver otra cara del entorno y que los vean a ellos. A veces íbamos a otra institución a pedir alguna colaboración para un acto y nos decían ‘Pobrecitos los chicos de la Fontanarrosa’. La idea nuestra es salir del estigma, contar que los alumnos de la 408 pueden por ejemplo hacer una cobertura de prensa. Y que los podían llamar para hacer ese trabajo”.

El Club El Torito también se vincula con la Fontanarrosa.
El Club El Torito también se vincula con la Fontanarrosa.

El club El Torito, del que salió Angel Di María, queda a ocho cuadras de la escuela. Muchos de los alumnos de la Fontanarrosa, de ambos sexos, juegan ahí al fútbol. Y Muratore recuerda: “En 2019, con una tremenda crisis económica, nos pasó que ahí en el club veían que los chicos llegaban sin comer. Entonces los profes hicieron un trabajo solidario para ayudar a las familias y nosotros nos sumamos desde la escuela, pudimos establecer un vínculo muy interesante. Eso es a lo que apuntamos, a lograr sinergia con todo el entramado social de esta parte de la ciudad”.

Desde varios barrios

Algunos alumnos de la Fontanarrosa viven cerca de la escuela, en Casiano. Pero otros vienen desde mucho más lejos, desde Zona Cero, Travesía, Nuevo Alberdi, o La Cerámica. Como Karen Torres, que el año pasado debió haber cursado 2do año pero no le fue posible. Por la pandemia, pero porque además su familia no tenía cómo conectarse a las clases virtuales: “Me atrasé mucho con las tareas, fue muy raro. Hoy vine hoy a ver si me puedo poner al día a pedir las tareas, para pasar a tercero. Espero que si vuelven las clases pueda volver a ver a mis compañeros, que no los vi en todo el año. Mi sueño es ser pastelera, siempre miro en la tele. En mi familia somos cinco hermanos. Ellos son más chiquitos y en la primaria les fue más fácil mantenerse con las tareas. También pasó que mi familia iba a la escuela de ellos, porque nos daban el bolsón de alimentos, que nos hacía mucha falta”. 

La realidad para el retorno a lo presencial, evidentemente, dista de ser la misma en todos los barrios de la ciudad. Mientras partidarios de Juntos por el Cambio se juntaron ayer en el Monumento a la Bandera para hacer una puesta en escena y exigir la vuelta a las aulas, en otros rincones de Rosario, hay miles de chicos cuyo vínculo con la escuela estuvo basado en la posibilidad de llegar con comida al final del día. O instituciones con condiciones edilicias que distan de ser las que se necesitan para un regreso con protocolos. 

Cómo se vive la pandemia en la escuela que lleva el nombre del Negro Fontanarrosa

En el patio de la 408, RosarioPlus le pregunta a Liliana Nuñez, su directora, qué le pediría a la ministra Cantero si la tuviera de visita aquí en la escuela: “Le diría que nos falta personal y medidas de seguridad, o que necesitamos una alarma porque varias veces entraron a robar. Se nos llevaron hace algo más de un año las cámaras de video y de fotografía que teníamos. Acá en el edificio no se hacen refacciones hace unos cuantos años o le diría también que necesitamos renovar varios bancos”. Respecto a las medidas sanitarias, la profesora anticipa: “Este año va a ser bimodal, presencial y virtual al mismo tiempo. Pero tengamos en cuenta que hay alumnos que nunca se pudieron conectar y docentes que son personal de riesgo. Reabrir una escuela no es lo mismo que un comercio. Para trabajar en burbujas por la pandemia, vamos a usar el patio o poner de a cuatro chicos en cada aula, por el distanciamiento. Para el turno mañana hace falta una portera más, porque hay una sola. El Ministerio giró dinero, pero fue una partida que llegó por igual a todas las escuelas, no específicamente por lo que se necesita acá. Ese monto fue para lavamanos y ventilación de los salones. Vino bien, pero faltan otras cosas”.