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La batalla legal que duró cuatro años y que terminó con el aval del Departamento de Estado de los Estados Unidos para la distribución de instrucciones para fabricar armas de fuego con la nueva tecnología de las impresiones 3D, continúa. Es que a última hora, un juez federal decretó la paralización temporal de dicha autorización.

El juez federal Robert Lasnik de Seattle, en el estado de Washington, aceptó la solicitud de los fiscales de ocho estados del país y el Distrito de Columbia, calificando al acuerdo con el grupo Defense Distributed como “arbitrario y caprichoso”.

“Puede haber un serio conflicto con la primera enmienda”, reconoció el juez Lasnik en su decisión, pero atendió la petición “porque puede haber daños irreparables por lo que, por el momento, no deben colgarse las instrucciones", matizó. 

Sin embargo, las pocas horas que los planos de Cody Wilson, fundador de Defense Distributed, estuvieron en línea bastaron para que las instrucciones de “las pistolas fantasma” tuvieran más de 2.500 descargas. 

Estos objetos, que se hacen de plástico, funcionan como un arma muy real. Al no ser industrializados por un fabricante autorizado, no tienen número de serie, tampoco suenan al pasar por un detector de metales y potencialmente no se pueden rastrear. Y, si fueran autorizadas por la justicia, cualquiera que tuviera una de esas máquinas en su casa podría fabricarse sus pistolas y fusiles.