Julián Ríos Cantú, un joven estudiante de Monterrey de solo 18 años de edad, vivió de cerca el cáncer de mama porque su madre lo sufrió cuando él era chico, y después cuando era adolescente.

Por eso decidió que quería dedicarse a buscar una cura para esa enfermedad, o una forma práctica y eficiente de diagnóstico. Ese fue su objetivo cuando tuvo que pensar un proyecto final  para terminar sus estudios en la preparatoria del Tec de Monterrey.

El proyecto de Julián fue un brassier de color rosa llamado EVA, que en su interior alberga aproximadamente 200 biosensores que ayudan a detectar el cáncer de mama mediante la temperatura de los senos.

El sostén ganó el Premio Global del Estudiante Emprendedor (GSEA, pos sus siglas en inglés), que le fue entregado días atrás en Frankfurt, Alemania.

¿Cómo funciona?

El dispositivo, que en México ya ganó otros premios y que será utilizado por el Instituto Mexicano del Seguro Social, funciona detectando aumentos de temperatura localizados que podrían indicar tumores en el seno.

El sostén funciona gracias a un principio que indica que, cuando se tiene un tumor, se produce un exceso de calor en el área donde se ubica, porque hay un mayor flujo de sangre.

El prototipo de este dispositivo se empezará a utilizar como parte de una prueba piloto en clínicas del IMSS en Pachuca, donde unas 600 mujeres se harán la prueba y ayudarán a perfeccionar el algoritomo que permite hacer la interpretación de datos y realizar el diagnóstico.

El sostén hace una lectura de la zona y envía los resultados 60 ó 90 minutos después, a través de un celular inteligente. Julián no desarrolló el dispositivo solo, sino que trabajó con otros 10 jóvenes. Ellos también tuvieron experiencias cercanas con el cáncer de mama que los llevaron a interesarse por encontrar nuevas soluciones para su temprana detección.