Los restos de un pez de 240 millones de años que vivió en el Triásico medio y perteneció a una especie de la que no se tenía registro en Sudamérica fueron descubiertos en Mendoza por un equipo de investigadores del Conicet.

En ese entonces, lo que hoy conocemos como la provincia de Mendoza se cubría de lagos efímeros que se secaban rápidamente por la calidez del clima durante el Triásico medio, y luego de la mayor extinción de especies que se registró en el planeta, esos espacios acuáticos fueron poblados por una gran diversidad faunística.

La campaña de los expertos del Instituto Argentino de Nivología, GlacioIogía y Ciencias Ambientales (Ianigla, Conicet - UNCU - Provincia de Mendoza) y el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" (MACN, Conicet) tenía como objetivo la recolección de plantas, palinomorfos e insectos de ese tiempo histórico, pero durante las excavaciones se encontraron con lajas que contenían los restos de pequeños peces.

En el trabajo que acaba de publicarse en Papers in Palaeontology se destaca que hasta el momento no se tenía registro de esa especie de pez. "Fue un hallazgo sorprendente, las lajas contenían pequeños peces exquisitamente preservados" precisó Soledad Gouiric Cavalli, investigadora asistente del Conicet en la División Paleontología Vertebrados del Museo de La Plata, quien estuvo a cargo de la identificación y descripción anatómica de los fósiles.

Se trata de un pez del grupo de los Redfieldiiformes que habitó el planeta en tiempos de Gondwana, bloque continental sur desprendido del supercontinente Pangea que al escindirse dio origen, entre otras cosas, a la Antártida y Sudamérica.

Gouiric Cavalli, que se dedicada al estudio de peces marinos del Jurásico, que vivieron millones de años después y llegaron a medir hasta 16 metros de largo, determinó que "nunca antes habíamos se había registrado en Sudamérica".

Los peces se originaron hace aproximadamente 480 millones de años y son el grupo de vertebrados más numeroso y diverso que existe, superando las 32 mil especies vivientes. Fueron testigos y sobrevivientes de las grandes extinciones y a lo largo de la historia lograron ocupar con eficacia prácticamente todos los ambientes acuáticos.

Los fósiles caben en la palma de una mano y su estado de preservación es óptimo. "A simple vista dejan ver con nitidez el patrón de ornamentación de las escamas, que se encuentran perfectamente articuladas y las de la línea lateral están intactas ", contó.