Científicos de todas las disciplinas viven este miércoles su día sin demasiado que festejar, en el marco de la polémica por la reducción de cupos en el Conicet, mientras el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología (MECCyT) asegura que el cupo de 450 ingresantes anuales a ese organismo hace al sistema "previsible y sustentable".

Este miércoles en que se recuerda el día del científico nacional por el natalicio del doctor Bernardo Houssay, los investigadores realizarán protestas en distintos puntos del país, y en Rosario a las 10 habrá una volanteada con olla popular y radio abierta en el Centro Científico Tecnológico de Ocampo y Esmeralda.

"Cuando asumimos no se sabía cuántas personas ingresaban a carrera a Conicet hasta que no se publicaba la lista; tampoco había correlación entre los ingresos y el presupuesto. Nos propusimos hacer un sistema previsible y sustentable", aseguró Jorge Aguado, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del MECCyT.

Para los científicos, el "ingreso a carrera" es el último paso de una larga trayectoria que incluye formación de grado, posgrado, doctorado y posdoctorado, lo que puede insumir más de diez años; la investigación siempre se realiza junto a otros, conformando equipos.

El viernes pasado se conoció la lista de investigadores que ingresaban a carrera de la convocatoria de 2018 y por tercer año consecutivo, los investigadores evaluaron este listado como un "recorte" cuando de 2595 presentaciones, ingresaron sólo 450 candidatos.

“Las cifras esperadas, según el plan Argentina Innovadora 2020 eran de 1251 plazas anuales, lo que implica que se está llevando adelante un recorte del 64% frente a lo proyectado", denuncia en un comunicado la Red Federal de Afectados, un espacio conformado en 2017.

Por entonces, y tras una larga lucha que incluyó desde movilizaciones hasta la toma del entonces Ministerio de Ciencia, se acordó que aquellos recomendados que habían quedado afuera fueran absorbidos por dos años por las universidades con financiamiento del Ministerio a través del denominado Programa de Retención de Doctores.

"Esto fue un modo de reparar por el cambio de política; de ahí en más las reglas fueron claras. Nuestro horizonte es un sistema científico que más allá de la inversión pública tenga un vínculo con la inversión privada que permita un desarrollo conjunto como sucede en los países desarrollados", explicó Aguado.

Y continuó: "En Argentina unas 2.000 personas terminan cada año doctorados y posdoctorados; de ellas unas mil lo hacen con becas de Conicet, la mitad ingresará a carrera, no es un porcentaje menor".

Luana Piccini, 33 años, doctora en Química Biológica, trabaja actualmente en su posdoctorado en el estudio de la entrada viral a distintas líneas celulares por parte del virus del dengue.

"El objetivo es pensar una estrategia de bloqueo del virus en el ingreso de las células para detener la enfermedad en etapas tempranas. El viernes me enteré que quedé afuera. Es probable que esta línea de investigación no la siga nadie porque mi directora se jubila", describió Piccini, quien agregó que "no hay posibilidad de seguir el tema en el sector privado, en todo caso tendría que irme del país".

Ése fue el caso de Ángel Yefrin Ariza, doctor en Historia, quien tras tener cinco años de beca para formación, quedó afuera del Conicet en 2018 y se fue a vivir a Chile, convocado por la Universidad: "Este año, el ingreso en ciencias sociales y humanidades representó el 6% respecto del total", destacó Ariza.

Y añadió que "las investigaciones alrededor de la historia, la educación, la filosofía, el arte, la literatura, la cultura, etc., son un bien en sí mismo, porque contribuyen a la identidad cultural de la persona y de un país, no se pueden medir pensando en un uso 'productivo'".