El diario El País publicó el 28 de mayo un extenso informe sobre la proliferación de las "superbacterias", una variante resistente a todos los antibióticos. "Se corre el riesgo que proliferen las infecciones intratables", alertaba el artículo. La palabra "superbacteria" apareció dos meses más tarde en la tapa de Clarín. "Avance clave de científicos argentinos contra las superbacterias", rezaba el título. 

En el cuerpo de la nota se explicaba que el descubrimiento se había producido en los laboratorios del Instituto de Biología Molecular de Rosario (IBR-Conicet-UNR), a cargo del científico Alejandro Vila y su equipo, quienes destacaban el rol del Estado en el trascendente avance: un jugoso subsidio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. 

A grande rasgos, los investigadores detectaron"el talón de Aquiles" del mecanismo que les permite a estas superbacterias volverse invencibles frente a los antibióticos y replicar esa resistencia a otras bacterias. Se cree que el hallazgo permitirá en un futuro cercano desarrollar fármacos más eficaces.

El éxito del doctor Vila y de su equipo de trabajo es uno de los tantos que alcanzó la ciencia local en los últimos años gracias a un crecimiento sostenido en recursos, personal e infraestructura. La producción de conocimiento es incesante. Los proyectos alcanzan a todas las disciplinas, según se observa en el portal del Conicet Rosario.

En la actualidad, hay trabajos con muy buenos resultados, como por ejemplo un software para fabricar un robot que quite la maleza de los campos, una aplicación para el celular que permite monitorear la temperatura y las tensiones eléctricas de cámaras frigoríficas o moléculas de residuos agropecuarios, cuya producción local podría sustituir importaciones.

La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2007 marcó un punto de inflexión en el devenir de la ciencia en Rosario y la región. La dependencia consolidó la federalización de los recursos económicos destinados al polo científico. De este modo, desde 2008, la ciudad incrementó de forma ininterrumpida su plantilla de trabajadores, entre investigadores, técnicos profesionales, administrativos y becarios. Hace siete años, la nómina la conformaban 500 empleados. Hoy, la lista supera los 1000. 

Entre 2004 y 2005, los científicos rosarinos concretaron 763 publicaciones académicas, el 90% en revistas científicas de prestigio internacional. Además, el Centro Científico Tecnológico Rosario desarrolla ciencia para el sector productivo. Las investigaciones dieron paso a dos empresas de base tecnológica y 12 patentes. Tiempo atrás se puso en marcha una Aceleradora de Proyectos Biotecnológicos, una experiencia única a nivel nacional que busca resolver problemas tecnológicos a partir de ideas nacidas en el ámbito académico.

Los efectos de la tijera

El proyecto de Ley de Presupuesto para 2017 que el Ejecutivo elevó al Congreso plantea un recorte de fondos para la mayoría de los organismos que componen el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. El presupuesto propuesto para el ministerio, el Conicet y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) es de 13.957 millones de pesos. Esto corresponde al 0,59% del presupuesto nacional total, un porcentaje menor al de años anteriores (de 2009 a 2016 osciló entre el 0,7 y 0,8%). En campaña, el presidente Mauricio Macri se había comprometido a asignarle al área el 1,5% de la inversión total.

El físico Fernando Stefani, vicedirector del Centro de Investigaciones en Bionanociencias, realizó un informe que analiza la evolución del presupuesto destinado a ciencia entre 2009 y 2016.  Este se fue incrementando gradualmente hasta 2014, mientras que en 2015 sufrió una leve caída y en 2016 la reducción llevó al presupuesto al nivel de 2012. El presupuesto 2017 plantea una reducción aún mayor llevándolo a un nivel mínimo histórico sin precedentes.

En Rosario, el ajuste impactaría en la cantidad y calidad de las investigaciones, en el mantenimiento de la infraestructura y en la incorporación de nuevos investigadores. Esa es la estimación que hace Armando Cassinera, ingeniero agrónomo, trabajador del CONICET y delegado de ATE. 

"Ya estamos trabajando con problemas por las partidas de este año. En algunas dependencias, por ejemplo, se han colocado zócalos de cemento en las puertas para evitar que entre el agua cuando llueve y afecte a los equipos. Hay muchos parches. Si los recursos se achican aún más, este panorama se va a agudizar", explicó Cassinera en diálogo con Rosarioplus.com.

Menos subsidios y menos financiamiento se traducirá en menos proyectos de investigación, según este ingeniero. Además, a su juicio, comenzará a regir la política de "ingresos restringidos", que se traduce en un freno en el aumento del plantel de investigadores. 

En la actualidad hay  679 investigadores del CONICET que ganaron sus concursos en 2015 y que aún no fueron efectivizados, 150 de Rosario.  Durante el año pasado fueron concursados y aprobados alrededor de 900 cargos de investigadores y personal de apoyo científico, de los cuales sólo quedaron efectivizados unos 250.

El gobierno explicó que los concursos realizados bajo la gestión anterior están siendo “revisados y validados con la intención de transparentar y agilizar los procesos”. El Ministerio de Modernización,  a partir del decreto 227/2016, tiene ahora la potestad de evaluar todos los ingresos en la administración pública, incluido los de los científicos

Hasta el año pasado el único trámite que se hacía para que los concursados ingresaran era enviar las designaciones a la Jefatura de Gabinete, que procesaba los trámites estatales.  Es un modelo de control en este aspecto, pero contrario al modelo de no control del mercado”, se quejaron los investigadores.