Después de las buenas elecciones del peronismo en la provincia, vuelven las especulaciones en el PJ santafesino. Lo conseguido por el binomio Omar Perotti-Alejandro Ramos no fue suficiente para unir al peronismo de Santa Fe. Hoy, a semanas de las elecciones nacionales, nada de lo sucedido parece haber ayudado y vuelve a reinar la división en el partido. Se repite la historia de un movimiento que, tras haber dejado la gobernación en la provincia, no ha hecho más que derramar oportunidades de ubicarse en la Casa Gris por culpa de los egos personales de sus referentes.

La semana pasada, en el agasajo por la candidatura del candidato presidencial Daniel Scioli, realizado en la ciudad, se pudo notar la ausencia de intendentes peronistas (alistados con Alejandro Ramos) y el faltazo de Agustín Rossi (sorpresivo, ya que en los carteles se muestra contento con la fórmula Scioli-Zannini, pero para esta oportunidad envió a su ladero, Luis Rubeo). Ambos dirigentes desconfían de la retribución que pueda llegar del actual gobernador de Buenos Aires.

Scioli siempre se mostró cómodo con Perotti a su lado y lo transformó en el candidato a senador de la provincia. Legó al rafaelino el armado de esa lista y este apartó a sus otrora compañeros. Impuso a su suplente (quizás pensando en renunciar a la Cámara alta para asumir algún cargo ministerial si Scioli asume en diciembre) y colocó al número dos de la lista de diputados. Esta lista está liderada por Marcos Cleri, que muestras sus aletas de delfín camporista como único mérito para aparecer como candidato principal, y que tampoco se mostró en la cena del candidato a presidente.

Ramos no sólo quedó tercero en la lista de diputados, sino que quedó fuera del armado de campaña y sus asesores perdieron todo tipo de conexión con el equipo de Perotti. Quien fuera su candidato a vicegobernador quedó sorprendido por esta actitud, siendo él quien le ayudó a traccionar los votos de la parte sur de la provincia en su momento. Si bien nunca fueron grandes compañeros, la distancia entre ambos se agrandó.

Por otro lado, Claudia Giaconne y Agustín Rossi también especulan con lo que sucederá en diciembre. Ella, sin medias tintas, se subió a la candidatura de Scioli de manera directa apareciendo en fotos con el candidato a presidente. La casildense, que siempre acompañó al ministro de Defensa, intenta mostrarse sola e independiente, predispuesta a festejar lo que Scioli diga. Su intento se disuelve como una gota de tinta en un vaso de agua, despojada de todo brillo por la sombra de una nueva irrupción de María Eugenia Bielsa en el barro político de la provincia.

La rosarina salió la semana pasada a pegarle a Perotti, en una postura digna de quien disputa algún sector del poder. Teniendo en cuenta que no le compite en las elecciones, el mensaje queda direccionado al armado interno del partido. La buena imagen la persigue, y la utiliza para seguir imponiéndose.

Con un pie adentro del Parlasur, Rossi también muestras sus cartas de cara al rearmado del PJ en la provincia, aunque la cantidad de derrotas electorales lo relegan a ser un sector importante del partido en Santa Fe, pero no determinante. Scioli lo ve como herencia, como una carga, pero sabe que no puede jugar las elecciones nacionales sin acercarse a él. Pero el hecho de ser candidato a un parlamento que va a funcionar fuera del país marca a las claras que el ex motonauta no tiene intención de tenerlo cerca.

Perotti (con su candidatura y cercanía a Scioli), Ramos (con los intendentes y la obra pública), Rossi (con su armado provincial y proyección nacional) y María Eugenia Bielsa (con su alta imagen positiva) esperan el resultado del 25 de octubre y especulan con el liderazgo del dividido peronismo en la provincia.