Este es el cuarto y último artículo referido al precio del dólar. El propósito es enumerar algunos de los principales efectos imaginados de una devaluación del peso. Ya vimos en el artículo anterior que Argentina ha vivido un proceso continuo de devaluación a partir de la crisis de 2001. Por lo tanto no se trata de nuevos efectos, sino de los mismos que ya hemos vivido. La diferencia está en la gradualidad o en el shock y esto no es un dato menor. El enunciado siguiente lo es para mostrar que se trata de una compleja trama de movimientos que implican decisiones de personas y/o empresas.

Importaciones

Hay empresarios que se dedican a importar mercancías y hay empresarios que acuden a importadores para conseguir mercancías que se producen en otro rincón del planeta. Las decisiones de ambos tipos de empresarios suelen ser divergentes. El primero se dedica a las compras externas y querrá conservarse en el mercado, el segundo no y tiene otras alternativas porque su negocio es otro. Las compras externas se encarecen en una devaluación. La traducción a pesos de la parte importada que compone lo que se produce y consume localmente crece. Esto no quita la posibilidad de construir mecanismos compensatorios para que no se traslade totalmente a los costos y precios en el mercado interior. Estos mecanismos seguramente implicarán mayor gasto fiscal que deberá ser financiado –en un escenario de superávit igual a cero- con nuevos recursos o una reasignación de los existentes, lo cual plantea interrogantes, por ejemplo: quién tendrá que pagar más tributos que antes o quien recibirá menores beneficios que los existentes.

Si la tecnología, recursos, disponibilidad y preparación de la fuerza de trabajo lo permiten, parte de las compras externas podrían llegar a ser sustituidas por producción local en el corto, mediano o largo plazo. Si tal proceso de sustitución requiere a su vez maquinaria y equipo importado, tecnología cautiva y/o insumos importados reaparecerá el fantasma de la restricción externa. Esto es así por cuanto la sustitución creará nuevas necesidades de importación, siendo las cuotas de esta mayores o menores que aquello que se sustituye. ¿Disminuirán las importaciones si el tipo de cambio se encarece? Eso no depende del precio del dólar sino esencialmente de la demanda interna. Si es necesaria la compra, no se pudiere sustituir y eso permitiese evitar la interrupción del ciclo de producción y circulación, se seguirá importando lo mismo y en idénticas proporciones. Lo que no debe perderse de vista es que se trata de personas tomando decisiones: importadores, empresarios que utilizan mercancías importadas, empresarios que exportan y necesitan de mercancías importadas, gobierno.

Inversión Extranjera Directa - IED

Acá hay que diferenciar a la IED recibida de la exportada, entendiendo a la primera como la llegada de inversiones y a la segunda como el caso de residentes locales que deciden invertir en el extranjero. Sólo nos referiremos a la primera. Cómo se sabe, la IED puede implicar: a) formación de nuevos activos, b) compra de activos preexistentes, c) capitalización de obligaciones, d) préstamos de largo plazo de las matrices a sus sucursales locales, entre otros. No todo es igual ni tiene el mismo efecto, ni éste se reduce a sus aspectos monetarios. Para una compañía residente en un país de moneda fuerte, le resultará más atractivo comprar activos en un país de moneda débil o devaluada coyunturalmente. Con menos dólares podrán compras más. Sin embargo esto es una sábana corta al momento de la remesa de utilidades tal como describiremos en el título que habla sobre ello. Las decisiones no descansarán en si es más barato fundar o comprar una empresa en la Argentina, sino en la perspectiva de funcionamiento de tal negocio. En otras palabras si el inversor ve que habrá demanda de las mercancías producidas o comercializadas. Nadie invierte para tener sino para hacer funcionar, lo sea a corto, a mediano o a largo plazo.

Remesa de Utilidades

Si la moneda local se mantiene estable, las ganancias en pesos podrán ser convertidas a moneda extranjera en grado mayor que si las devaluaciones fueran importantes. Conversión siempre sujeta a los normas de restricción o administración del giro de utilidades. En otras palabras: si el dólar cuesta 9,3 se podrán comprar más dólares con las ganancias obtenidas en pesos que si la cotización de la moneda extranjera fuera 11. Por lo tanto, toda devaluación achica la posibilidad de giro en moneda extranjera de las utilidades de las empresas extranjeras que operan en el país. Todo ello si la ganancia en pesos no creciera de modo tal que compense la devaluación de la moneda local, tal como ocurrió en casi todo el post 2001.

Viajes al Exterior

Toda devaluación encarece desde los pasajes hasta la estadía en el extranjero. Pero el peso relativo depende del nivel de ingreso del o de la viajera. Si el poder de compra crece por encima del proceso devaluatorio poco interesa cuánto se devalúe. El comportamiento y tendencia del gasto bruto de turismo que surge de la Balanza de Pagos dice que quienes podían viajar al extranjero no vieron afectados sus planes a pesar de las devaluaciones del peso y que –por el contrario- el número de personas que optó por destinos extranjeros creció en comparación con los años noventa. El efecto imaginado no está en relación con la intensidad de la devaluación sino con la capacidad de compra del interesado y el tipo de restricciones cambiarias que existan para acceder a divisas con destino de turismo.

Exportaciones

Las empresas que exportan recibirán más pesos por cada dólar de venta al exterior. Si eso se traduce en una mayor ganancia, dependerá de varios factores, por ejemplo: la evolución de sus costos internos en pesos, la parte de sus compras que provienen del extranjero (las cuales se encarecerán), la existencia de gravámenes sobre las exportaciones no trasladables a otros eslabones de la cadena, el rol que juega en el ciclo de producción, circulación y valorización financiera dentro de la corporación global a la que pertenece, etc.  ¿Crecerán las exportaciones si hay una devaluación? Eso no depende del tipo de cambio, sino esencialmente de la demanda externa, de lo contrario no podría explicarse el crecimiento de volúmenes físicos de exportación en épocas de larga estabilidad del tipo de cambio e incluso con caída del precio internacional de las mercancías de exportación.

Deuda en Moneda Extranjera

La deuda en moneda extranjera requerirá -para su atención- mayor cantidad de pesos. Si el deudor es el Estado, el efecto puede ser diverso. Ejemplo: si el ritmo de aumento de la recaudación en pesos es idéntico al de la devaluación, sea por aumento real del ingreso o por el proceso inflacionario, hará falta mayor cantidad de pesos para atender la deuda pero exactamente la misma proporción que antes. En cambio si los ritmos no fueran similares, la bifurcación de escenarios puede implicar a) un crecimiento de la proporción y en consecuencia la necesidad de reasignación del gasto, incremento de ingresos o diferimiento de pasivos o b) una disminución del peso de la deuda por un incremento de la recaudación por encima del ritmo devaluatorio.