La legalización del aborto, la lucha contra los femicidios y la paridad salarial son solo algunas de las luchas que lleva adelante el movimiento feminista, instalado en el escenario político y social para dar pelea al tan arraigado patriarcado. En ese marco surgió el “lenguaje inclusivo”, una herramienta de protesta celebrado por algunes y resistido por otres.

Cabe señalar que el modo en el que hablamos es cuestionado por el feminismo pero también por algunos sectores del ámbito académico desde hace décadas. El lenguaje es tildado como “sexista” por varios motivos y el principal de ellos reside en identificar a la humanidad con lo masculino utilizándolo como genérico. Porque “todos” incluye a “todas”, pero de ninguna manera puede ser al revés.

A lo largo de los años, el feminismo planteó distintos usos más inclusivos de la lengua. Antes de utilizar la "e" como vocal para señalar al género neutro, se implementaron otras opciones como la barra en diagonal (todos/as), la x (todxs) y el arroba (tod@s). Sin embargo, ninguno tuvo éxito, ya sea por considerarlo disruptivo o por problemas fonéticos a la hora ser replicados en la oralidad.

Como era de esperar, esta semana la Real Academia Española (más conocida como RAE) se metió una vez más en el debate sobre el uso del lenguaje inclusivo y sentó de manera explícita su posición rechazándolo de plano al argumentar que “el problema es confundir la gramática con el machismo”. Además (y para que no queden dudas sobre su postura) desestimó el uso desdoblado (como el todos y todas) y la incorporación de las variantes x y @.

El foco en lo económico, epistemológico y estético de la lengua

Sandra Valdettaro es Doctora en Comunicación y docente en la UNR. En diálogo con Rosarioplus.com,  explicó que “las variaciones de la lengua no tienen nada que ver con los movimientos de género” sino que “el sistema va cambiando por una cuestión fuertemente estadística relacionada con el uso del lenguaje y no porque se le ocurra a un sector de la sociedad”. 

Por otro lado, señaló que “la lengua es una experiencia estética” y que “las inclusiones de masculinos, femeninos, la x y el @ tienen un efecto distorsivo en relación con la visualidad y la sonoridad del habla”. “Genera cierta violencia dentro de la textura material de la lengua y resulta muy antieconómico porque se produce una cacofonía y frases larguísimas”, agregó al respecto.

Asimismo, advirtió una “confusión” derivada de lo epistemológico en relación a que “el género en la lengua no tiene nada que ver con el género entendido desde el punto de vista de identidades sexuales, sino que es un marcador diferencial como tantos otros”. En este sentido, subrayó que “nunca hay una relación directa entre el uso del lenguaje y los cambios sociales” y añadió: “Que la RAE reconozca el lenguaje inclusivo no va a hacer que la sociedad sea menos machista o violenta con las mujeres”. 

En tanto, expresó que la propuesta del lenguaje inclusivo “se puede enmarcar en el juego político de los movimientos de género como una demanda más” al tiempo que remarcó que “no se puede llevar al rango de lo político un sistema como el de la lengua porque es muy específico y tiene sus propias reglas y funcionamiento”.

El uso del lenguaje inclusivo como evidencia de un malestar

Cecilia Muñoz, Profesora en Letras en la UNR y coordinadora de talleres literarios, señaló a Rosarioplus.com que “la reflexión sobre la lengua es necesaria, porque el uso que una sociedad hace de ella representa mucho de su cultura y del sistema de valores que maneja” y agregó que “si el uso del género masculino es el que engloba también al femenino en algunos casos, no creo que sea causal en una sociedad que siempre tuvo una organización patriarcal”.

Asimismo, subrayó que el lenguaje inclusivo “incomoda” y añadió que “si hay personas que se sienten excluidas de ese masculino o femenino, también hay que cuestionarse. No sé si ya adoptar el uso del lenguaje inclusivo, pero sí estar atentos al malestar sobre el uso de la lengua en nuestra cultura”.

El lugar de la RAE, más valorativo que descriptivo

La socióloga cordobesa e investigadora del Conicet Sol Minoldo fue consultada por este medio y subrayó que “lo que hace la RAE es solapar un posicionamiento político con excusas lingüísticas porque en realidad no hay ninguna razón para que sean imposibles estos cambios” y añadió que “las funciones de esta institución que no deberían ser valorativas”.

En este sentido, señaló que “la RAE no explica por qué el lenguaje no sería machista frente a las evidencias que demuestran que sí lo es. Es una postura irresponsable” al tiempo que destacó: “Intenta desde su autoridad imponer una perspectiva y censurar otra por una diferencia política e ideológica con la causa que está detrás”.

En relación con el uso del lenguaje inclusivo, Minoldo advirtió que “es una iniciativa que tiene mucho potencial político” porque se propone “darle visibilidad al hecho de que lenguaje tiene un sesgo de género y que está cargada de sentidos consistente con las asimetrías que vemos en nuestra organización social”. 

Por último, subrayó que “la lengua también cumple una función de reproducir la forma en la que vemos el mundo y cuestionarlo nos permite ser más conscientes de esas cosas que tenemos naturalizadas para desde ahí transformarla”. “Tiene el potencial político de ser disruptivo y genera suficiente molestia para que hoy lo estemos discutiendo en los medios, en la escuela o en casa”, concluyó.