El actor Julio Chávez encabeza este miércoles el estreno de la serie de “El Tigre Verón”, que en 12 capítulos contará la vida de un experimentado sindicalista, un personaje al que, confió, “construí apelando a lo que para mí es la identidad argentina”.

“Seguimos en unitarios y federales, en civilización o barbarie, en esa pulsión, en ese país que querían construir a la manera francesa dominando a las tribus con las que no se tenía ninguna religión y llevar a la civilización. ¿Qué civilización? Estamos ahí. Me doy cuenta que lo cuento y me da un gusto porque lo siento en la identidad, la misma desde la que construí al Tigre Verón”, reflexionó Chávez durante una charla con Télam.

La ficción, escrita por Germán Maggiori y Marcos Osorio Vidal y dirigida por Daniel Barone, cuenta la vida de Miguel “El Tigre” Verón un experimentado sindicalista, al frente de la UTCA (Unión de Trabajadores de la Carne), un gremio fuerte que ha consolidado su personería gracias a la capacidad de negociación de su líder. 

Se emitirá desde hoy, miércoles 10 de julio, a las 22.45 por ElTrece y también podrá verse completa en Cablevisión Flow (desde el jueves 11 de julio) y por TNT a partir del sábado 13 de julio a las 23.00.

Entre los fieles laderos de Verón aparecen su hijo Fabito (Marco Antonio Caponi), su actual mujer, Marina Paniguini (Andreza Pietra), su hija Justina (Sofía Gala) y su segundo hijo Juando Verón (Esteban Masturini).

Chávez charló con Télam sobre su personaje y la polémica que la serie puede generar en un año electoral:

- ¿Te interesa como personaje?

- A mí sí, porque el cuentito da para más. El Tigre Verón es una suerte de saga que finalmente tiene los ingredientes de un western, del aparente malo que al final no es malo o que lo ves bien y te preguntás si está tan bien. Se intenta construir un pequeño caudillo, del hombre que no es domesticado finalmente.

- Eso te iba a preguntar, el Tigre Verón tiene mucho de ese espíritu de caudillismo que repercute mucho en la historia política argentina y este año justo hay elecciones.

- Siempre. Si vos leés "El Matadero" y leés el "Facundo" y sus críticas… Señores, seguimos en unitarios y federales, seguimos en civilización o barbarie, seguimos en la manera de Sarmiento iniciando cada uno de sus ensayos con una frase en francés para ser legitimado. Yo leí el "Facundo" y me da un gusto enorme. Todo me da gusto, Sarmiento y Facundo. Esa pulsión, la generación del 37, ese país que querían construir a la manera francesa dominando a las tribus con las que no se tenía ninguna religión. Llevar a la civilización, ¿qué civilización? Estamos ahí. Me doy cuenta que lo cuento y me da un gusto porque lo siento en la identidad, para mí es identidad. Así lo construí al Tigre.

-En un momento dijiste que hay momentos en los que no importa que sos sindicalista. A la hora de resolver esas escenas, ¿en qué te inspiraste?

- En que es un hombre, que es un ser humano, que es un hombre de mi edad y yo puedo comprender ciertas cosas de las que está hablando. Sigue siendo humano y si se muere la madre yo lo entiendo, es un hermoso momento para contar porque este tipo es un nene que se le muere la madre. La madre para un hombre mataría antes que le toquen a la madre, cosa que hemos escuchado todos. ¿Este sindicalista cómo se formó, además? Mirando Luis Sandrini, que era un buen hijo y que la madre era vieja. Tal vez vio "La Guerra Gaucha" y así se formó, con esos modelos. Después podés decir lo que quieras, pero son modelos. Recurro a esas cuestiones. Yo me resisto a pensar “reacciona así porque es un sindicalista”, porque hay que ver qué sindicalista es. Además estoy construyendo uno yo que tengo que liderar a todos los sindicalistas y suponer que soy yo. Estamos construyendo una naturaleza que espero que más allá de todo puedas ver que es una historia de un ser humano. Ya te repito, si estás esperando verla y esperar lo que a vos te gusta que se cuente, que tenés todo el derecho del mundo, tal vez vayas a otro. El espectador también busca su mundo como le gusta que se lo cuenten.

Si hay una persona que está muy interesada en el aspecto que tiene que ver con la política agarrará nuestra ficción que se llama El Tigre Verón y creerá que se entera de algo. Le diré que si quiere enterarse de algo se informe por muchos otros medios y no a través de nuestra ficción, porque nuestra ficción va a trabajar sobre algo para construir un cuentito. Y vas a ver que es un cuentito que si te quedás atrapado en eso te vas a alejar de la información. Lo que puede producir esto es decepción porque no va a haber en la comida lo que vos pretendés que hay. Inclusive puede haber adhesión, porque no va a haber en la mesa lo que vos creés que vas a ver. Hay algunos que van a decir “¿para qué lo voy a ver que para eso lo veo a Fantino?”. Y está bien, es un entretenimiento enorme. Cada cual hará con eso lo que quiere. Tal vez hay gente que empieza a ver y se da cuenta que no trata solo de eso.

-¿Cómo influyó en vos lo que ves en la tele para la cuestión sindical? ¿Tenías algún preconcepto?

- No, solamente tenía un tema: que se pudiera realizar bien los libros, porque como se hace una producción para Latinoamérica no querría que esto sea usado como “en la Argentina pasan estas cosas y cada país va a mostrar a partir de ahora lo que cada país tiene”. Que de golpe hay que mostrar como si fuera un paisaje, “conozca Argentina”.

- No es un for export agradable, porque a los mexicanos les están exigiendo que todas las ficciones traten sobre narcos.
- Por eso, yo estaba atento. Estaba atento con un posible margen de error de que nuestro cuentito no dé de comer a la creencia que ya se sabe del sindicalismo argentino. Si es eso lo que buscan, les daría una lista de libros y documentales que le comunique al mundo lo que es el sindicalismo argentino. Nosotros estamos haciendo claramente una ficción.