Estas líneas, escritas a pocos días de la elección presidencial, tienen como propósito describir someramente algunos de los desafíos que se abren tanto para quien resulte electo como para la sociedad civil en su compleja y heterogénea composición. Mi tesitura, ya conocida y difundida en más de un foro, comienza por una afirmación: las buenas cosas que nos han pasado colectivamente a los argentinos con posterioridad al 2001, descansan en la armonización virtuosa de (al menos) tres condimentos. El primero es la preexistencia de un conjunto de demandas sociales insatisfechas, algunas con origen en la dictadura y otras en la debilitada democracia herida durante los años 90. El segundo es la aparición –a partir de la asunción de Néstor Kirchner– de una voluntad política que se planteó hacer lugar, total o parcialmente, a tales demandas. El tercero es la existencia de condiciones que hicieron posible, a la voluntad política, atender aquellas demandas. Tres condimentos que no faltan en ninguna de las acciones o hechos que pertenecen a aquello que podríamos conceptualizar como lo bueno que nos pasó. La reapertura de los juicios de lesa humanidad, la universalización de los beneficios jubilatorios, la asignación universal por hijo como expresión presente de la ya lejana demanda del frente nacional contra la pobreza patrocinada por CTA, la reestatización de YPF aún con sus bemoles y particularidades, la reanudación de las negociaciones paritarias que implicaron a la vez un paso a segundo plano del rol de las cinco expresiones que se disputan la hegemonía de la representación sindical de tercer grado, el entierro del sistema de jubilación privado que privó de jubilaciones a buena parte de los abuelos y abuelas, el matrimonio igualitario, entre otros. Tres condimentos que han estado presentes, aún con diferente grado de importancia. Sin voluntad política no podrían haberse atendido las demandas preexistentes. Sin estas, la voluntad política se hubiera orientado hacia otros horizontes: lo alcanzado no constituye un regalo de aquella. Sin condiciones mínimas y/o suficientes, nada se podría haber hecho. Y se trata además de la interinfluencia de cada uno de los tres condimentos sobre los otros.

Esta larga pero necesaria introducción se hace imprescindible a la hora de evaluar la Argentina que viene, sea quien fuere el nuevo presidente. Sin embargo, estas reflexiones pretenden concentrarse en imaginar un escenario con Mauricio Macri en el cargo de presidente. El primer paso es despejar un condicionamiento puesto por el discurso dominante que opone a Daniel Scioli de Macri, consistente en exhibir a Scioli como la continuidad del proyecto y a Macri como la vuelta a los años 90. En mi opinión este es un eje falso. Puede no tratarse de una cosa ni de la otra. Creo que efectivamente el eje real pasará por otro lado. Y para eso hay que volver a la cocina y analizar los tres condimentos: cuales son las demandas sociales preexistentes a la asunción del nuevo presidente, la voluntad política declamada, imaginada o inferida y las condiciones que marcarán el tipo de vínculo entre la sociedad civil en su heterogeneidad con el nuevo gobierno. La enunciación termina acá porque el futuro cercano pondrá en escena esta trilogía el mismo 10 de diciembre.

En consecuencia, las siguientes reflexiones lo serán respecto de la política imaginable en materia económica si Macri resultara presidente. Lo que sigue es una lista incompleta del escenario presente, en la que han sido elegidos sólo un número reducido de aspectos que pretenden al invitar al lector al juego, extendiéndolo y completando las grillas.

Las demandas preexistentes:

a. Empresariales: se trata de realidades heterogéneas y en algunos casos divergentes. Las empresas extranjeras tienen una mirada partida según sean exportadoras o dedicadas esencialmente al mercado interno. En el primer caso la postura devaluacionista es la que prima, en el segundo caso la posición está repartida porque su vida depende de la dinámica del mercado interno y con una devaluación caería el poder de compra del salario. En ambos casos, toda devaluación puede implicar beneficios como perjuicios para ellas. Los perjuicios están ligados directamente a la posibilidad de remesa de utilidades a sus casas matrices: no es lo mismo traducir la ganancia en pesos a dólares si la cotización es 9,50 o es 12,20. A mayor precio menor cantidad de dólares a repatriar. Para los productores de mercancías exportables como es el caso de la soja, la ilusión es que el bajo precio internacional pueda ser compensado con un proceso continuo, brusco o atenuado, de devaluación del peso. El problema está en otra parte: la dependencia del comercio de commodities, de la soja en particular y la necesidad de diversificación productiva junto a la impostergable industrialización de los productos del suelo. El grado de centralización del capital en Argentina constituye una barrera para cualquier transformación de la realidad económica. Según AFIP (Estadísticas Tributarias 2014 en www.afip.gob.ar y elaboración propia Sergio Arelovich), en el 2014, por cada $ 100 que facturaron las empresas, $ 68 lo fueron a cargo del 1% de ellas. Este minúsculo grupo explica a la vez el 95% de las ventas al exterior, de las exportaciones. Demasiado poder en pocas manos, un rasgo estructural que no figuró en la agenda de los gobiernos post 2001, menos aun lo será en las prioridades del macrismo. 

b. Sector laboral: también se trata de realidades heterogéneas. A nivel estatal, los salarios han crecido a ritmo menor que en el sector privado. En el sector privado registrado hay dos escenarios divergentes según se trate de trabajadores pertenecientes a ramas de actividad de buena performance o ramas afectadas por el mesetamiento de la actividad económica. En el sector privado sigue habiendo demasiados trabajadores no registrados. Mi insistencia es que estos deben ser medidos respecto del empleo privado y no sobre el empleo total porque en el estado no existe el trabajo no registrado. Existen otros problemas, esencialmente el fraude laboral por el uso extendido de la relación bajo el manto formal del monotributo. Entonces los trabajadores no registrados versus los trabajadores de todo el sector privado no devuelven un guarismo del 30% sino del 42%. Una de las demandas que afectan  a una porción de trabajadores, cuya magnitud exacta se desconoce por ausencia de información pública, es el impuesto a las ganancias, tema que probablemente se convierta en eje principal en la nueva ronda paritaria 2016.

c. Estados subnacionales: el reclamo de un nuevo esquema de coparticipación federal de impuestos y el destino del llamado fondo sojero estarán encabezando la agenda de los gobiernos provinciales y en consecuencia en los municipales y comunales. Con raras excepciones y a revisar, las finanzas provinciales han ingresado en un cono deficitario que se ha traducido en el freno de la obra pública, en recortes de los gastos esenciales y en aumento de los pasivos flotantes por diferimiento en el pago a los proveedores.

d. Un banco central privado: la ilusión del sostenimiento del derecho de cambiar libremente los pesos por moneda extranjera, o como dijo Miguel Bein la pretensión de que cada uno pueda llevarse el banco central a su casa, es una de las grandes batallas culturales a resolver, sobre todo pensando en el tamaño de la llamada formación de activos externos (léase fuga de divisas o retiro de ellas del mercado) que restó al país 218.097 millones de dólares entre 2003 y el segundo trimestre de 2015 (Fuente: www.bcra.gov.ar Anexo del balance cambiario del segundo trimestre 2015 y elaboración propia Sergio Arelovich). Esto refleja una importante capacidad de ahorro de una porción minoritaria de residentes en Argentina, que en el caso de las empresas muestra la elección de un activo especulativo por sobre la inversión.

e. La llamada restricción externa. La fórmula es mas o menos conocida. A medida que crece la economía argentina, se acelera la demanda de bienes importados (maquinaria, equipo, insumos) por la estructura desequilibrada que posee. En buena medida, este cuello de botella se debe a la existencia de un capitalismo imitativo: producimos y consumimos como se produce y se consume en los países centrales, en vez de desarrollar política industrial y a su vez autónoma respecto de los modelos de aquellos. Qué y cómo se invierte sigue perteneciendo mayoritariamente a la iniciativa privada. 

f. El ritmo inflacionario. Nadie cree en los índices oficiales, debido al zafarrancho producido durante la gestión de Guillermo Moreno en INDEC desde enero de 2007, a pesar del cambio de metodología incorporado por el nuevo y trabajado Indice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNu) desde enero de 2014. Los índices de las consultoras tampoco aportan claridad sino mayor confusión y escepticismo por su fragilidad y ausencia de patrones metodológicos confiables. Sin embargo y a pesar de la percepción de un proceso de desaceleración durante el presente 2015, la expectativa de inflación sigue dominando las negociaciones en todos los terrenos de la economía. 

La voluntad política:

¿Qué agenda de prioridades podríamos imaginar que tendría Macri como presidente?

a. Reestablecer niveles de tasa de ganancia perdidos o sostener y ampliar otros, para ciertos núcleos duros del arco empresarial con los cuales posee mayor afinidad, cercanía o interés para el equilibrio de las cuentas públicas. Ejemplo: el complejo agro exportador, el automotriz en ciertos puntos de la cadena, la actividad extractiva, el capítulo energético. Las herramientas pueden ser diversas: impositivas, aduaneras, previsionales, libertad cambiaria, flexibilización en materia de precios de transferencia, crediticias, apertura de importaciones, entre otras.

b. No es imaginable –en lo inmediato- un proceso de re-privatizaciones sino una ampliación del espacio de acuerdo público privado que permita transferir a éste último la parte del león en los negocios conjuntos. 

c. Es probable que se abandone o limite la iniciativa de préstamos para la inversión productiva que en 2015 está orientada exclusivamente a micro, pequeñas y medianas empresas y que ese recorte en las fuentes de financiamiento contribuya a concentrar más aún ciertos mercados.

d. Volver a ciertos mercados internacionales de crédito, sin descartar un regreso a las negociaciones con el FMI. 

e. Es difícil pero no imposible pensar en un acuerdo con los fondos buitres en base al fallo de Griesa que reproduzca las condiciones de los canjes 2005, 2010 o 2013, así como un arreglo que al reconocer mayor derecho termine complicando el frente externo. Podría ensayarse algún tipo de triangulación para la recompra de los títulos en manos de los fondos buitres, para que no sea el estado nacional el que aparezca homologando el acuerdo aunque ello implique reconocer los favores a los intermediarios en otros escenarios.

f. No habría que descartar una renovación del perdón fiscal a las divisas fugadas, aunque es difícil imaginar una respuesta adecuada a las expectativas de una medida como esta.

g. Limitar la pretensión negocial de los trabajadores privados en las instancias paritarias. Para ello es previsible un mayor protagonismo del Ministerio de Trabajo, el impulso de algún pacto o acuerdo social que congele la situación relacional en un escenario en el que el resto de las variables macroeconómicas seguirán su curso, depreciando la participación del salario.

h. Disciplinar a los trabajadores estatales nacionales, tarea que tendrá mayor éxito que en el sector privado por el doble rol del poder ejecutivo: empleador y órgano de aplicación (Ministerio de Trabajo). Ello siempre funciona en efecto cascada respecto de los estados sub nacionales.

i. Reducción real del peso de ciertos programas sociales. Esto es modificar procedimientos de actualización que reduzcan el peso en el presupuesto público con el consiguiente deterioro del poder de compra de tales partidas.

j. La caída masiva del poder de compra salarial implicará además un comportamiento similar en su capacidad de ahorro, razón por la cual la presión sobre el mercado cambiario quedaría virtualmente reducida a ciertos ámbitos del mundo empresarial y los hogares de ingreso alto y medio alto.

k. Un endurecimiento de la relación económica con las provincias, para que estas se hagan responsables fácticas de los ajustes en materia de gasto público.

l. Es probable que el efecto de un conjunto de estas medidas comprometa la dinámica del mercado interno y crezca la tasa de desempleo, estabilizándose en niveles mayores que los registrados en promedio desde 2007.

Las condiciones:

a. La estructura parlamentaria: la primera minoría seguiría –durante cuatro años- teniendo fuerte preeminencia del frente para la victoria aún con imaginables migraciones y rupturas, razón por la cual toda iniciativa presidencial que requiera acuerdo parlamentario deberá ser fruto de algún proceso de negociación. Esto no quita reproducir y ampliar el estilo de gobierno en la C.A.B.A., sin acuerdo legislativo y con un generalizado uso del derecho de veto.

b. Economía mundial: la economía China entró en un proceso de crecimiento a tasas menores que las conocidas y el impacto en la demanda mundial se ha comenzado a sentir tanto en los países centrales como en los emergentes. La repercusión en el complejo exportador oleaginoso argentino, que lo fue en materia de precios, podría extenderse también a las cantidades. La dependencia del monocultivo sojero se convirtió en un condicionante estructural cuya reversión requiere de procesos de repercusión no inmediata.

c. El contexto latinoamericano: la relación con Brasil se ha resentido por varios motivos, uno de los cuales está asociado a su situación recesiva. Dada la novedad del crecimiento exponencial de la deuda externa privada registrada en nuestro estratégico vecino y socio comercial, es previsible una profundización de tal escenario, sin descartar un salvataje estatal a las empresas que reduzca el margen de maniobra de las políticas públicas. El problema central de la relación económica con Brasil es el intercambio en el complejo automotriz. Si se mira retrospectivamente, entre el 1/1/2003 y al 30/6/2015 Argentina importó más de lo que exportó en concepto de vehículos y partes por valor de 47.663 (Fuente: www.bcra.gov.ar Anexo del balance cambiario del segundo trimestre 2015 y elaboración propia Sergio Arelovich) millones de dólares. Un negocio que dilapidó reservas internacionales o si se prefiere importando puestos de trabajo fundamentalmente de origen brasileño. La perspectiva es que tal intercambio empeore, afectando aun más el empleo en tal sector.

d. El frente energético: un párrafo sobre el problema energético. La ilusión de un proceso que permita sustituir hidrocarburos extraidos de forma convencional por otra no convencional (fracking), es una perspectiva cuyos resultados se verán en el mediano plazo y esencialmente es insustentable desde el punto de vista ecológico y hasta energético, porque se requerirá igual o mayor energía para extraer la nueva energía, dados los actuales niveles de desarrollo tecnológico en la materia.

e. La dimensión sindical: la recuperación de la tonicidad muscular de la actuación sindical en torno de las negociaciones paritarias se ha convertido en un elemento imprescindible a la hora de evaluar cómo y por qué el ingreso en Argentina se distribuye del modo en que lo hace. Como las cinco entidades que se disputan la conducción general no tienen ninguna injerencia ni representatividad en esta batalla, la fragmentación existente en el proceso negocial –que podría interpretarse como signo de debilidad- es por el contrario, en esta coyuntura, un signo de fortaleza porque no se puede someter colectivamente a los trabajadores. La disputa es en el territorio concreto de las relaciones laborales aun conociendo la existencia de burocracias enquistadas durante años y décadas al frente de las organizaciones.