Mientras el circuito internacional de tenis permanece en cuarentena, al menos hasta el mes de agosto, la mayoría de sus protagonistas trataron de no perder su estado físico en todo este tiempo y varios de ellos ya comenzaron a entrenar en cancha para estar en condiciones. Uno de los principales jugadores en agarrar la raqueta y mostrar imágenes de su práctica en las redes sociales fue Rafael Nadal, quien lo hizo este viernes en las pistas rápidas de su academia en Mallorca, mientras que Novak Djokovic eligió para su puesta a punto el Club Puente Romano de Marbella. No ocurre lo mismo con Roger Federer quien por ahora prefirió permanecer en familia tras indicar que perdió la motivación para entrenar por no tener objetivos concretos.

La verdad es que no estoy entrenando porque no veo una razón para hacerlo en estos momentos. Me siento bien físicamente y creo que pasará mucho tiempo hasta que podamos volver a competir Para mí en estos momentos es importante tomarme un buen descanso, no extraño tanto el tenis. Aunque cuando estemos cerca del regreso y tenga un objetivo para entrenar, estaré súper motivad, reconoció Roger en una videoconferencia con el extenista Gustavo Kuerten que fue recogida por GloboEsporte.

El de Basilea, quien perdió dos de sus grandes objetivos para este año tras las cancelaciones de Wimbledon y los Juegos de Tokio, fue por más ante la posibilidad de que las competencias se disputen a puertas cerradas. No puedo imaginarme competir en un estadio vacío, sin gente, no lo concibo. Espero que nunca suceda. Aunque estamos acostumbrados a entrenar sin público, competir es muy diferente. Y si bien es cierto que la posibilidad existe, creo que podríamos esperar el momento apropiado para regresar con mejores condiciones, al menos con un tercio o la mitad del estadio lleno. Sería muy difícil para mí jugar torneos a puerta cerrada.

Desde que me operé en 2016 que no había pasado cinco semanas seguidas en casa. Todos estos días han sido muy buenos para toda mi familia, tenemos suerte de estar sanos y de que nuestros seres queridos también. A veces nos volvemos locos al estar tanto tiempo juntos en casa, pero eso es normal”, concluyó Federer