Cruzar la Plaza Pringles a lo largo puede ser una tarea difícil de completar sin tener que taparse la nariz. Un olor nauseabundo invade desde el momento en que se pone un pie en la vereda y acompaña hasta el final del trayecto. Ni hablar de quedarse sentado a tomar aire en alguno de los bancos o utilizar la zona de juegos para los niños y niñas.

Esta situación se da desde hace por lo menos un mes sin solución aparente de la Municipalidad de Rosario. A simple vista se nota un lodo constante que desprende hedor, y sobre todo, una excesiva cantidad de excrementos de aves sobre las veredas, bancos y plantas, que no serían solo de las palomas habituales que se posan en los árboles sino de una bandada de golondrinas que estacionan en la plaza. 

La Plaza Pringles, intransitable: olor, excrementos e invasión de aves

Carlos Tasinato, de la dirección de Control de Vectores, alertó en La ocho de la presencia de esa especie de aves que no tienen fecha de partida ya que depende de las condiciones climáticas.  

Las capas y capas de excremento pueden ser una de las razones del fuerte hedor, pero también se nota abundante y constante humedad en la tierra de los canteros que se convierte en barro que desprende olor. Lo cierto es que la plaza del microcentro rosarino se suma a la falta de mantenimiento de otras tantas.