Reeditada hace apenas unos meses debido al éxito que tuvo en su lanzamiento original hace nueve años, la novela Salvatierra, del escritor porteño Pedro Mairal, cuenta cómo un hijo recupera la historia oculta de su padre mudo a través de un cuadro infinito, hilo conductor de toda la historia: una obra de arte donde se reproducen personas, lugares, animales y naturaleza.

“La página es el único lugar del universo que papá me dejó en blanco. Uno ocupa esos lugares que los padres dejan en blanco”, precisa la voz del hijo de Salvatierra, protagonista del libro, quien poco pudo hacer con su vida gris y citadina tras un todopoderoso padre que se llevó todos los colores para su cuadro.

En la novela hay una manera de acercar las distancias que siempre existen entre las generaciones, asevera Pedro Mairal en diálogo con Rosarioplus.com, porque “aunque estés cara a cara con tu padre hay 30 años de distancia por una cuestión generacional, y hay pocas cosas que salvan esa distancia, entre ellas el amor y el arte”.

La atmósfera que rodea a esta búsqueda íntima es otro gran protagonista de esta obra, que “reproduce la vida como un eterno retorno en un continuo infinito, y eso lo tomé para pensar en la obra pintada por Salvatierra, donde cada rollo (y cada etapa) está unido al anterior y al siguiente, y el comienzo se une perfectamente al final. Me gustó hacer esta idea filosófica de manera visual”.

La historia transcurre en un pueblo a orillas de Entre Ríos, que bien podría ser Concordia o Concepción, una zona a la que el autor aseguró tener mucho cariño, porque en esos campos y orillas con pescadores vivió sus veranos de juventud para abrir el campo de percepción, ya que era “un chico criado en pieza”, como dijo Atahualpa.

Se trata, asegura, de una zona con imágenes similares a las islas entrerrianas frente a Rosario, que “no es un paisaje imponente como las cataratas de Iguazú, sino más bien es íntimo, de uno con la naturaleza, con casas humildes, rincones espinosos y áridos, y donde uno se conecta con el ciclo de la vida, porque los animales nacen y mueren”.

Muchos de estos paisajes Mairal reconoció haberlos retomado también de las obras de Juan L.Ortiz, Juan José Saer, con las islas y pescadores, e inclusive la Canción del Remanso Valerio de Jorge Fandermole, que “resume en tres minutos toda esa poética”.

En medio del pueblo de su alejada infancia, del galpón donde su padre pintaba y de las orillas frente a Uruguay, el hijo de Salvatierra encuentra un sentido en la búsqueda de cada uno de los rollos de la gran obra de su padre, que es una especie de banda de Moebius que une su comienzo y su fin, como la vida misma.

Esta recuperación de la obra para que la conozca el mundo es una decisión de este hijo, y su hermano un poco arrastrado por él, ya que Salvatierra pintaba sus días sin buscar la trascendencia, y cuando muere dejó en claro que simplemente disfrutó de pintarla. “La decisión de buscar cada rollo  es un acto de generosidad, considerando que merece ser mostrado, porque en la obra de cualquier artista está su vida, hay muchos que permanecen desconocidos, y los hijos muchas veces sienten el deber de esa misión que debe ser un peso enorme”, reflexionó Mairal.

Salvatierra como libro también es una obra que se fue tomando su tiempo para ser descubierta, ya que Mairal la escribió en el año 2000, pero recién fue publicada en 2013. Y tras saber que todos sus títulos fueron agotados, y los seguían requiriendo los lectores, decidió volver a publicarlo en 2016 junto a su exitosa novela La uruguaya, y a otros títulos anteriores como El año del desierto, y en breve una reedición de la obra que lo llevó a la popularidad Una noche con Sabrina Love, la nueva novela que viene en junio Maniobras de evasión, un ensayo con crónicas de viaje, sobre la vida del escritor entre hoteles, combis y borracheras, en las “muchas maneras que uno busca de escaparse y fracasar en el intento”. También publicó su primer libro de cuentos infantiles El cepillo del rey.

Incursionando en el séptimo arte se encuentra nada menos que la adaptación al cine de su novela La uruguaya, para la cual el propio Mairal se encuentra escribiendo el guión, en colaboración con Diego Peretti y Javier Beltramino en la dirección y Jorge Drexler en la música. Consultado por fechas, el escritor respondió con un incierto “el cine es un castillo en el aire”.