Guazuncho, que una década atrás vivía en las inmediaciones de Dr. Riva y Mitre, fue el perro de todos en esa zona del barrio Matheu. Era el típico perro de barrio, querido por todos los vecinos y vecinas. Le daban de comer, le ofrecían agua, y muchas veces le abrían la puerta de sus casas para que no pasara la noche en la calle. Solía acompañar a cualquiera a hacer los mandados, o bien, compañía mientras alguien esperaba el colectivo. Hasta que un día eso se terminó. Mejor dicho, un vecino de la zona hizo que se termine. 

El 17 de enero del 2015 Guazuncho fue atacado por Juan Bianchi, un hombre que vivía en Pasaje Hernandarias y Dr. Riva. Según testimonios de los vecinos, el hombre sostuvo que la mascota de todos estaba molestando a sus perros. Lo que hizo fue de una crueldad indecible. Engañó a Guazuncho y lo hizo entrar a su garaje. Entonces le soltó sus perros para que lo atacaran en pelea. Y en esa emboscada, el hombre aprovechó y le clavó al animal un fierro como estaca. Le atravesó los pulmones. 

Guazuncho quedó malherido. Entre los vecinos lo socorrieron y llevaron urgente al veterinario. Pero ya era tarde. “Guazu”, como le decían, falleció pasado el mediodía. Pero esto no iba a quedar impune.

Con gran dolor, los vecinos organizaron una marcha en repudio al maltrato animal y para que el dueño de tanta crueldad pague por su crimen. Una pueblada se concentró aquel 20 de enero frente a la casa de Bianchi y se le hizo sentir el repudio popular. Luego, sepultaron a Guazuncho cerca de la zona donde solía deambular con su amistad abierta a todos.

La noticia trascendió los medios, y si bien en un primer momento se pensó que el hombre iría a juicio, no fue así. La Fiscalía había reunido las pruebas suficientes y había pedido la elevación a juicio del acusado. Pero, finalmente, la jueza permitió la suspensión del juicio y el asesino de Guazuncho tuvo otra clase de sanción por lo que hizo, una sanción que no dejó conforme a nadie.

La sentencia fue la orden de cumplir con algunas horas de trabajo comunitario, sanción que causó gran irritación en el barrio. Sin embargo, llegó hasta donde la Ley Sarmiento (que pena el maltrato animal) lo establece. Pero no obstante marcó un hecho histórico, sin precedentes, ya que una ONG pudo constituirse como querellante de la causa. 

La justicia social fue mucho más elocuente: Bianchi y su familia tuvieron que irse del barrio por el constante rechazo de los vecinos. Guazuncho, que estuvo en el barrio por más de 8 años, siempre permanecerá en el corazón de todos aquellos que lo conocieron.