Pasaron 35 años de la tragedia de Chernobyl y la ex la planta de energía nuclear sigue llamando la atención de los científicos y la comunidad internacional.

Durante los últimos cinco años, un sensor que lleva el recuento de las emisiones de neutrones en las profundidades de los escombros de la planta ha registrado un aumento gradual de la actividad.

Al parecer una masa de combustible se estaría quemando lentamente en una oficina donde los científicos no pueden acceder. La explosión de Chernobyl en 1986 derribó paredes y selló un gran número de habitaciones y pasillos. Toneladas de material fisionable del interior de un reactor se esparcieron por toda la instalación.

Por lo tanto, los expertos tienen varios años para detectar de dónde viene exactamente este peligro y como aplacarlo. Aunque existe la posibilidad de que la combustión se acabe por si sola. 

Sobre este descubrimiento, Neil Hyatt, profesor de química de materiales nucleares en la Universidad de Sheffield y miembro del Comité de Gestión de Residuos Radiactivos del Reino Unido dijo: "La tasa básica de neutrones ha aumentado, estabilizado y vuelto a disminuir. Eso es obviamente lo que esperamos que suceda. La situación es motivo de preocupación pero no de alarma, aunque si la tasa de producción de neutrones continúa aumentando, es posible que se deba intervenir".

Según el experto, puede llegar existir una "una liberación incontrolada de energía nuclear", pero en el peor de los casos esa radiación contaminaría los alrededores más cercanos.