El Paraná para Rosario fue un amor muchas veces oculto por murallas que tiempo después cayeron para dar rienda libre a la bella postal que hoy nos representa. Pero a pesar de estas idas y vueltas, la pesca nunca dejó de ser una pasión en la ciudad, ya sea como un acto recreativo o simplemente como un estilo de subsistencia para llevar la comida a las mesas.

Cristian Malloni creció en ese contexto, conoce desde muy pequeño las calles rosarinas y también el terreno suburbano que las rodea. Con su padre transitó el río Paraná y cada zanjón de la ciudad y los pueblos aledaños, donde pescó ranas, anguilas y todo tipo de peces. Dice ser un bichero amante de la naturaleza más que un pescador. En su casa, cerca de la terminal de Ómnibus, tiene varias peceras que albergan a toda la fauna de nuestro río, además de anfibios, tortugas y cucarachas que cría como alimento para sus peces.

Cristian Malloni: cuando ir a pescar se convierte en un trabajo en las redes sociales

Hace cuatro años, y de manera casual, pescar se convirtió para Cristian en su trabajo. Le mandó a sus amigos videos de sus hazañas pesqueras en las riveras rosarinas. En esa oportunidad, atrapaba una pieza en La Florida utilizando como carnada alimento para gatos. El video pasó la barrera del círculo íntimo y Cristian decidió subirlo a YouTube. Tras abandonar ese material por un tiempo, descubrió más tarde la gran cantidad de visitas que había tenido: eran 60 mil. No valía la pena desperdiciar semejante caudal.

Cristian seguía con su trabajo de vendedor de ropa, pero un amigo lo alentó y fue por más. Grabó otro material, lo subió y de a poco todo comenzó a tomar forma, hubo conexión con sus seguidores y las visualizaciones fueron creciendo. Cristian dejó el negocio de la ropa y la pesca se volvió la excusa para trabajar de esto. “Se fue dando naturalmente hasta que un día decidí que se convirtiese en mi trabajo habitual, más allá que en el trabajo que tenía ganaba mejor, el trabajo nuevo que me estaba inventando me generaba algo distinto y me la jugué”, completa.

Hoy su espacio, llamado Pesca Urbana, es uno de los más vistos en el rubro con casi 500 mil suscriptores y picos de 2 millones de visitas en sus videos; tiene su propia marca de ropa y accesorios donde creó sus propios personajes de la mano de diseñadores y dibujantes. Uno de los más famosos es la rata y el moncholo, que nace de una situación que vivió en uno de sus videos y se tornó un mito entre sus seguidores.  Además, lo sponsorea una de las firmas de cañas de pescar más importantes del país y el mundo.

PESCA Y AVENTURA EN PRIMERA PERSONA, PESCA URBANA

Simple y desfachatado, Cristian muestra desde una mirada simple de un pibe de barrio sus pasos de pesca por diferentes lugares de la región. No hay pesquero imposible. Zanjas al costado de las rutas, arroyos y el Paraná y sus islas forman parte de la escenografía de este Fitzcarraldo rosarino que  disfruta de su paso por la naturaleza a pocos metros de la ciudad; en la isla donde cocina palometas o lo que encuentra;  su relación con la soledad y la contemplación cuando la noche los sorprende en algún lugar del Gran Rosario.  

“Me gusta estar en contacto con la naturaleza, la pesca es un pretexto para salir a grabar. Yo no soy un fanático, nada me deleita más que respirar el aire del río, levantar una piedra y ver si hay bichos. De vez en cuando cocinar, y si bien no soy entusiasta de la cocina, lo hago porque a veces en algunos lugares no se pueden llevar muchas cosas, entonces me llevo lo básico y me cocino, lo mío no es como ir de pesca, yo voy a filmar y eso hace que lleve muchas cosas, necesito achicar lo máximo posible”, refiere.

“Me dedico 100 por 100 a crear contenido, igualmente creo que soy un pescador convencional,  solo que la forma en que lo muestro puede ser diferente o generar empatía ya que hay mucha gente que pesca de la misma manera o muchos comenzaron pescando así”, agrega luego.

Cuatro años atrás su única herramienta de filmación era un Moto G3, un teléfono sencillo pero que no por eso resultó ser un artefacto que no cumpliera con el objetivo que él buscaba. “Un video se puede hacer con cualquier cosa. Con ese celular hacía buenos videos. A mí me gusta hacer muchas tomas, soy fanático del cine, igual no estudié nada vinculado a eso, soy autodidacta, aprendí investigando y de mis propios errores”, explica.

COMO PESCAR CON POCO DINERO, pesca con caña de bambú y mini kit PESCA URBANA / Street Fishing

En ese sentido, Cristian dice que se aburre de las cosas y también de las cámaras que usa y por eso se ha comprado otros equipos mejores. “Por ejemplo, ahora tengo una sola GoPro por que la otra se me cayó al agua abierta y dejó de funcionar, más una Nikon que es para hacer tomas de lejos, varios trípodes y micrófonos direccionales o corbateros”, enumera.

El pescador sube videos una vez por semana. Lo que más lamenta es que, desde que esta tarea se volvió su trabajo, va a pescar solo las veces que hace el rodaje. El resto del tiempo se ocupa de las redes sociales y del seguimiento de su canal. Contesta en lo posible a cada uno de sus seguidores, tarea que cada vez se le dificulta más por el gran caudal de mensajes que recibe semanalmente. Antes, iba al río cinco de los siete días de la semana. La pesca funcionaba como un escape a su vida de comerciante textil.

PESCA Y COCINA, DORADOS Y BOGAS CON MOJARRERO, PESCADO ASADO, PESCA URBANA

Ahora, trabaja de youtuber y explica que, como en cualquier negocio, cada canal ofrece un producto y cada quien lo elije de acuerdo a sus gustos. La monetización, en su caso, fue muy rápida, primero lineal y después explotó en la cantidad de seguidores: pasó, en un mes, de mil suscriptores a 20 mil. La pandemia, sostiene Cristian, colaboró porque “todos estaban prendidos a los celulares. Ahora bajó un poco, pero en ese tiempo se generó una buena base”.

“Mi lema es que no me aburra a mí. Hay mucha gente que nunca pescó en su vida pero es seguidora de mi canal, más allá que el tema sea la pesca, en el fondo es entretenimiento, muchos lo miran por curiosidad.  La verdad es que ser youtuber no es cien por ciento placentero, es estresante también, lleva mucho tiempo”, describe.

Y complementa sobre sus sensaciones: “Lo loco es que en todos los lugares donde suelo ir siempre hay alguien que me vio o me conoce por el canal, siempre hay un suscriptor. Pero también hay mucha gente que te mira y no se suscribe. En mi caso, es un 70% o más. Muchos te miran porque ven que tenés muchas visitas, no son seguidores, les gusta un video en particular y después salen”.

No decir los lugares donde Cristian pesca es una de las características del canal. Muchos de esos paisajes son reconocibles: las islas frente a Rosario, el arroyo Ludueña, el Saladillo, zonas rurales de Funes, Roldán o cercanos a la Autopista Rosario-Santa Fe como Rosario-Córdoba, y también distintos lugares del Carcarañá. Señala que no le interesa fijar un lugar geográfico y no es por algo en particular, es que el canal nació así y es parte de su estilo. “Me gusta mostrar lo que se me da la gana, no es pensar qué voy a mostrar, no me interesa mucho que piensen de mis videos, solo los hago”, afirma.

Pesca en zanjón al costado de la ruta (ver con subtitulos) PESCA URBANA, Street Fishing

Y explica que muchos lugares surgen por datos que le tiran, otros ya fue después y volvió a filmar. “Igualmente, a la mayoría ya fui antes de dedicarme a esto y por eso sé cómo se pesca ahí. Cada uno de ellos tiene lo suyo y si no conozco, pregunto a la gente de la zona sobre qué se pesca y cómo. Cada lugar nuevo que conozco es otra historia”, asegura.

En los zanjones, dice, pesca desde chico. Iba con su papá y atrapaban en un frasco larvas de mosquito, las famosas madrecitas o los zapateros (los peces de la zanja). Su abuelo también lo llevaba a ver zanjones donde había ranas y sapos. “En cualquier zanjón hay vida y muchos de esos canales terminan en el río, además que muchas de las aves suelen llevar en sus patas huevos de peces. Hoy en la ciudad sigue habiendo esos lugares donde te podes encontrar con peces y ranas, pero es mucho menos que en otros tiempos”, expuso.

Como anécdota de una ciudad que oculta vida en diversos lugares relata que cerca de su casa en las vías del Cruce Alberdi, donde suele ir a caminar, filmar e investigar, tras una tormenta se encontró en los charcos gran cantidad de vida. “Resultó increíble ver la cantidad de sapos que había. Otra vez encontré cucarachas, de esas llamadas gigantes argentinas. Me las llevé a casa y las empecé a criar para darles de comer a los peces”.

Advierte luego que, aunque en El Laguito del parque Independencia está prohibido pescar, suele ir a darle de comer a los peces y de esas visitas tiene un video. Explica que en ese estanque hay carpas koi, salmones siberianos, pejerreyes, viejas del agua y toda la fauna ictícola del Paraná porque “ahí van muchas aves que llevan huevos de peces”.

Sobre los cuidados del río dice por ultimo: “Yo devuelvo los peces porque quiero, no por algo en particular. Es algo que hago y lo muestro, no tengo una postura. Muchas veces me llevo las piezas y otras las devuelvo. En caso del dorado es una excepción ya que está considerado pez turístico de la provincia y debo devolverlo. Por otro lado, es bueno, si se va al río, volver con la basura que se genera, cuidar un poco esos lugares tan hermosos”.