Como todos los años, los jóvenes que pasan a quinto año de la escuela secundaria lo festejan con todo y se movilizan por las calles rosarinas hasta llegar al Monumento a la Bandera. Esta vez parece ser que el encierro de la pandemia los hizo movilizarse aún más porque colmaron como nunca el punto clásico de la ciudad.

Muchos pasaron de largo, como se dice habitualmente, y no volvieron a dormir a sus casas, quedando en vigilia toda la noche para después marchar, no sin ruidos, por las calles hasta el Monumento.