Hace dos años atrás Doug Falter mandó a fabricar una tabla de surf especial para disfrutar de olas grandes en las playas de Hawái. Pero la emoción le duró poco y después de una caida en pleno surfeo, la corriente se terminó llevando su nueva tabla.

Obviamente cualquiera hubiese pensado que nunca más volvería a encontrarla, sin embargo dos años después unos pescadores filipinos encontraron la tabla y se la vendieron a 40 dólares a Giovanne Branzuela, un profesor de primaria. 

Al ver que la tabla tenía el nombre del fabricante, el profesor le mandó una foto al creador de la tabla que la reconoció rápidamente y le avisó a Doug, su verdadero dueño, que la tabla había vuelto a aparecer.

"Cuando la vi no lo podía creer, pensé que era una broma. Estaba convencido de que había perdido la tabla para siempre. Es muy importante para mi, con ella he disfrutado de los mejores días de mi vida", dijo Doug al diario The Guardian.

Ahora, Giovanne y Doug acordaron encontrarse ni bien terminen las restricciones por el coronavirus, y el dueño original de la tabla recuperará su preciado objeto después de haber recorrido más de 8.000 kilómetros por el océano.